Redacción. Residentes de la colonia La Duarte y el campo Amapa en El Progreso, Yoro, están sufriendo una vez más las devastadoras consecuencias de las inundaciones tras el rompimiento de los bordos.
La falta de obras de mitigación y la inacción de las autoridades para reparar los bordos han provocado que el agua del río inunde varias extensiones de cultivos y comience a ingresar a las viviendas, dejando a las familias en una situación desesperada.
La crecida del río, producto de las recientes lluvias, ha provocado la ruptura de los bordos, permitiendo que el agua ingrese sin control a las comunidades. Los bomberos han emitido una alerta, instando a los pobladores a buscar refugio de inmediato. En medio de la resignación, numerosas familias ya están improvisando «cobachas» para intentar protegerse del avance del agua.
Daños críticos
El Cuerpo de Bomberos informó que ha estado realizando inspecciones desde el inicio de las lluvias y han confirmado el estado crítico de los bordos en Amapa.
«Tenemos rupturas que no han sido reparadas y este canal de alivio se está pasando a los cultivos de palma. De seguir incrementando, va a afectar las comunidades de La Duarte, San Isidro, Miraflores, Naranjos Chinos, Las Chumbas, Cuchillas; eso al final viene a repercutir», advirtió un oficial.
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La inundación de los cultivos de palma africana ya ha dejado la zona inaccesible, impactando severamente la economía local.
Denuncian indiferencia del Gobierno
La preocupación es palpable también en Campo Monterey. Marvin Ortiz, presidente del patronato, expresó la zozobra de la comunidad ante el ingreso del agua por la zona de La Duarte.
Ortiz y otros líderes locales están solicitando urgentemente sacos para intentar mitigar los daños, pero lamentan la indiferencia de las autoridades.
«Es lamentable que al Valle de Sula, que aporta el 60% del Producto Interno Bruto, no se le dé importancia», lamentó.
Asimismo comentó que, a pesar de las visitas de funcionarios, la situación no mejora: «Solo son fotos y mediciones… se toman la foto y hasta ahí nomás».
La desesperación crece a medida que las comunidades ven cómo sus medios de vida y sus hogares se ven amenazados año tras año, sin soluciones duraderas a la vista.
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