Redacción. Cada 1 de julio, desde hace más de una década, ocurre un fenómeno que ha despertado asombro, memes, y un culto digital: Bobby Bonilla Day. Ese día, el exbeisbolista de los New York Mets recibe un depósito de 1.193.248,20 dólares, gracias a un acuerdo financiero que muchos aún no logran entender del todo.
Pero más allá del titular repetido año tras año —ese que dice que “Bonilla cobra sin jugar desde hace más de 20 años”—, hay un ángulo aún más curioso: lo que muy pocos saben es que este acuerdo fue tan brillante que terminó beneficiando a los Mets… hasta que dejó de hacerlo de forma brutal.
Y ahí es donde entra la verdadera historia que Tiempo.hn te quiere contar: la paradoja de Bonilla no es solo un caso de “pensión dorada” deportiva, sino una lección financiera digna de Wall Street, que comenzó con un jugador lesionado y terminó con uno de los contratos más ridiculizados —y envidiados— del deporte mundial.
¿Quién es Bobby Bonilla y por qué existe su famoso “día”?
Bobby Bonilla fue un jugador de béisbol profesional estadounidense que destacó en las décadas de los 80 y 90. Jugó en varios equipos de la Major League Baseball (MLB), pero su vínculo más notorio fue con los New York Mets, quienes lo contrataron por primera vez en 1991 con un contrato de 29 millones de dólares.
Tras una primera etapa que terminó mal (peleas con la prensa, bajo rendimiento y una famosa discusión en el dugout), regresó al equipo a finales de los 90.
Pero en 1999, ya en declive y con problemas físicos, los Mets decidieron cortarlo. En ese momento, Bonilla tenía 5.9 millones de dólares pendientes por cobrar.
Hasta aquí, parece una historia común de deportistas despedidos. Pero lo que ocurrió después fue lo que lo convirtió en leyenda financiera.

El acuerdo que lo cambió todo: interés compuesto al estilo MLB
En lugar de pagarle los 5.9 millones en efectivo, Bonilla y su agente, Dennis Gilbert, propusieron una estrategia: dejar de cobrar inmediatamente y, en su lugar, recibir pagos anuales durante 25 años a partir del 1 de julio de 2011. A cambio, el monto total crecería por efecto del interés compuesto a un 8% anual. Los Mets aceptaron.
El resultado fue que, desde 2011, Bonilla cobra religiosamente 1.19 millones de dólares cada 1 de julio, y lo seguirá haciendo hasta 2035, cuando tenga más de 70 años. En total, terminará cobrando 29.8 millones de dólares por un contrato originalmente de 5.9 millones.
El dato que casi nadie menciona: los Mets creían que eran más inteligentes que Bonilla
Y aquí viene la parte que pocos medios cuentan y que es la verdadera ironía de esta historia: los Mets no eran ingenuos. Ellos creían que estaban haciendo un negocio redondo.
¿Por qué?
Porque su dueño en ese momento, Fred Wilpon, estaba vinculado a las inversiones del estafador financiero Bernie Madoff, quien le prometía rendimientos de dos dígitos anuales.
Los Mets pensaban: “Si dejamos que Bonilla cobre más tarde con un interés del 8%, y nosotros invertimos ese dinero con Madoff al 10%, salimos ganando”.
Pero Madoff era un fraude. Todo su esquema se desplomó en 2008, y con él, los sueños financieros de los Mets. Mientras tanto, Bonilla y su agente tenían un acuerdo legal blindado que, literalmente, sigue generando millones año tras año.
La lección oculta: cómo Bonilla venció a Wall Street… con un contrato deportivo
Lo que hace que este caso sea tan fascinante no es solo el dinero ni la duración del acuerdo. Es que Bobby Bonilla se adelantó al tiempo: aplicó principios de planificación financiera de largo plazo antes de que fueran comunes en los deportistas.
Hoy, muchos jugadores invierten, compran criptomonedas, lanzan NFTs o diversifican sus ingresos. Pero en 1999, era casi impensable que un jugador renunciara a un pago inmediato —de casi seis millones— solo para cobrarlo diferido. Bonilla fue pionero en algo que hoy parecería una jugada maestra de Silicon Valley.

¿Por qué Bobby Bonilla Day es relevante en 2025?
En tiempos donde los atletas están expuestos a retiros tempranos, lesiones o mala administración financiera, el caso de Bonilla se ha convertido en símbolo de cómo la paciencia y la visión pueden rendir más frutos que el dinero rápido.
Además, el calendario nos recuerda que no es solo una curiosidad, sino una historia que sigue viva. Cada 1 de julio, las redes sociales se inundan con recordatorios, bromas y hasta mensajes motivacionales. Este año, por ejemplo, el hashtag #BobbyBonillaDay volvió a ser tendencia en Twitter (X), generando millones de visualizaciones en cuestión de horas.