Ban Ki-moon hoy termina su mandato como secretario de la ONU

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Ban Ki-moon
Duro trabajo realizado de Monn en la ONU

REDACCIÓN. Ban Ki-moon termina hoy su mandato como secretario general de Naciones Unidas tras una década de luces y sombras.

El diplomático coreano deja su puesto al portugués António Guterres.

Gutierrez fue nombrado el pasado mes de octubre y que oficialmente inicia su trabajo este 1 de enero.

Discreto y criticado por su falta de carisma, Ban será recordado.

Mas rercordado por su defensa de los derechos humanos y del medioambiente.

Pero también por su escaso impacto en la política internacional y por la lentitud de algunas de sus decisiones.

En su legado destacan sobre todo dos grandes pactos internacionales.

Entre los mencionados pactos destaca, el Acuerdo de París contra el cambio climático y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Ban se erigió desde el primer momento como uno de los grandes defensores del clima.

El diplomático coreano advirtió una y otra vez sobre el enorme peligro del calentamiento global. Dijo que podría causarle daño a todos los habitantes del planeta.

Tras años de complejas negociaciones, logró su objetivo en 2015.En ese tiempo fue cuando 197 países se comprometieron limitar la subida de las temperatura.

También ese año Ban pudo ver hecha realidad otra de sus grandes metas con la aprobación de la Agenda 2030.

La anterior, contempla un plan de desarrollo y contra la pobreza que sustituye a los Objetivos del Milenio. La defensa de los derechos humanos -con una atención especial a la situación de la mujer y de los homosexuales.

Esa lucha fue otro de los elementos centrales de la gestión de Ban. Por eso y mas Ban hoy pasa a la historia como el primer secretario general de la ONU.

En lo negativo, si algo se le ha criticado de forma generalizada ha sido su falta de liderazgo.

Ban Ki-moon se ganó el respeto de todas las naciones

Ban se ganó rápidamente la etiqueta de «hombre invisible» y, pese a sus intentos en los últimos meses, no ha sido capaz de sacudírsela en diez años.

Limitado por su falta de fluidez en inglés y francés y su estilo pausado, el coreano no logró convertirse nunca en una voz de verdadero peso en la escena internacional, pese a las alabanzas que su diplomacia discreta ha cosechado en muchas ocasiones.

Bajo su liderazgo, la ONU no ha tenido demasiado éxito en sus esfuerzos en varios conflictos africanos, ni en el proceso de paz de Oriente Medio, ni ante la amenaza nuclear de Corea del Norte.

Sin embargo, el mayor punto negro para muchos analistas fue la gestión de los conflictos abiertos tras las llamadas primaveras árabes, con la guerra siria en el centro.

El propio Ban reconoció recientemente que «la continuación de la pesadilla en Siria» es su mayor remordimiento.

Lo cierto es que Naciones Unidas se encontró durante los últimos años con unas potencias cada vez más divididas, algo que ha atado de pies y manos al Consejo de Seguridad, y como consecuencia a toda la organización, en muchas de estas crisis.

A medida que se acercaba el final de su mandato, Ban fue liberándose también de sus propias cadenas y mostrándose más crítico ante las actitudes de ciertos gobiernos.

Esa postura, que muchos críticos le habían demandado durante años, le deparó este año varios conflictos diplomáticos, subrayando la dificultad del puesto y los equilibrios a los que sus inquilinos se ven obligados a menudo.