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jueves, marzo 28, 2024

Auto ecológico creado por Ford en 1941 que nunca se vendió

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Henry Ford quedó inmortalizado como el hombre que popularizó el uso de los automóviles con la creación del primer auto fabricado en masa, el Ford T.

La cadena de montaje, que inventó el estadounidense, fue lo que permitió que el mercado automovilístico explotara, revolucionando la industria del transporte a comienzos del siglo XX.

Cien años más tarde, la proliferación de vehículos de combustión interna, que emiten dióxido de carbono (CO2) -el principal gas causante del calentamiento global-, es considerada una de las grandes causantes del cambio climático.

Pero pocos saben que el hombre que dio pie a nuestra insaciable pasión por los autos también fue un pionero ecológico.

Pionero

Porque en los años 30 del siglo pasado Ford fue uno de los primeros en fabricar y utilizar lo que hoy llamamos bioplástico: un plástico hecho a base de plantas que, a diferencia del plástico tradicional -hecho a base de hidrocarburos- es biodegradable.

Ford no solo creó plástico ecológico. También fue el primero en la historia en fabricar un auto con este material: el apodado Soybean Car (o Auto semilla de soya), que presentó al público en 1941.

Tan convencido estaba sobre las virtudes de este plástico -que, aseguraba, era diez veces más resistente que el acero-, que tomó un hacha y golpeó un panel de cada material, mostrando que solo el metal se había abollado.

Sin embargo, a pesar de que el propio magnate vaticinó que «decenas de miles de artículos y partes de automóviles actualmente fabricados de metal serían hechos de plástico creado a partir de materiales cosechados en la granja», nunca concretó su visión.

Henry Ford estaba convencido de que el plástico hecho a base de plantas iba a reemplazar al acero en la producción de autos.

De hecho, su Soybean Car ni siquiera llegó a comercializarse y el único modelo que se fabricó fue destruido. No existe ni una réplica.

Granjero e industrial

Según el Benson Ford Research Center, dedicado a conservar y difundir la obra de Henry Ford, el famoso empresario se crió en una granja en Michigan y toda su vida buscó la manera de combinar «los frutos de la industria con los de la agricultura».

Ford creó laboratorios dedicados a encontrar usos industriales para plantas como la soya, el maíz, el trigo y el cáñamo.

La idea de construir un auto hecho a base de plástico fabricado a partir de estas plantas no solo cumplía con su propósito de unir sus dos pasiones, sino que también tenía otros méritos, resalta el centro de investigación.

Uno era que Ford consideraba que «los paneles de plástico hacían que el automóvil fuera más seguro que los automóviles de acero tradicionales; y que el auto podría incluso volcarse sin ser aplastado».

Pero también había una cuestión práctica: con el inicio de la Segunda Guerra Mundial en Europa, en 1939, había una «escasez de metales» en el mundo.

En una entrevista que concedió al diario The New York Times durante la presentación de su «auto hecho de plástico«, en agosto de 1941, Ford estimó que utilizar este novedoso material en vez de acero para construir automóviles reduciría en un 10% el uso de ese metal en Estados Unidos.

«Las materias primas del plástico quizás cuesten un poco más», señaló al periódico, «pero anticipamos un ahorro considerable como resultado de menos operaciones de acabado de fabricación».

Qué se sabe del Auto de Soya

El propio Benson Ford Research Center reconoce que se conservó muy poca información sobre esta original invención, que, no obstante, sigue despertando el interés de mucha gente, en especial ahora que hay tanta atención puesta en asuntos medioambientales.

Una de las grandes incógnitas es de qué estaba hecho el auto. Lo que sí está más documentado es cómo se diseñó y ensambló el Soybean Car.

Ford le encomendó la tarea a Overly, que era diseñador de herramientas y matrices en el Soybean Laboratory (Laboratorio de semilla de soya), que formaba parte del complejo creado por el empresario automotriz.

El supervisor de Overly, Robert A. Boyer, que era químico, también ayudó con el proyecto.

El auto tenía una estructura hecha de acero tubular, al que se fijaban 14 paneles plásticos.

Modelo de la estructura metálica del Soybean Car.

Liviano

Además de hacer al auto más resistente contra los golpes, el plástico tenía otra gran ventaja: era mucho más liviano.

El Soybean Car pesaba apenas 2000 libras (unos 900 kilos), 1.000 libras menos que los autos tradicionales.

Este fue otro de los factores que resaltó Ford cuando presentó su innovación el 13 de agosto de 1941 en el Dearborn Days, un festival comunitario en Michigan.

El «auto hecho de plástico» también se exhibió en el Recinto ferial de Michigan a finales de ese año.

Pero a pesar del respaldo que le dio a su nuevo invento y a lo confiado que estaba Ford en el futuro de los plásticos hechos a base de plantas, el proyecto quedó en la nada.

Según Overly, el único modelo que se fabricó está destruido. Los planes para producir una segunda unidad se suspendieron.

Hoy el único recuerdo que queda del Soybean Car son imágenes como esta (al volante está Lowell E. Overly).

Lo que frenó el proyecto -y toda la producción de autos en EE.UU.- fue el ingreso de ese país a la Segunda Guerra, de la que se había mantenido al margen hasta el ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941.

Otros afirman que el desinterés por el plástico hecho a base de plantas se debió a un factor puramente económico: la abundancia de petróleo barato tras la Segunda Guerra.

En todo caso, el hecho es que el Soybean Car quedó apenas como un recuerdo que hoy sigue generando sorpresa y curiosidad.


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