AFP.- Las autoridades de Brasil informaron este martes que alrededor de 44 personas han fallecido por las lluvias torrenciales que en los últimos días han azotado el litoral de Sao Paulo, mientras que el total de desaparecidos sigue siendo de 40.
El municipio más golpeado fue Sao Sebastiao donde se registraron 43 de los 44 decesos y un nivel de precipitaciones récord en la historia del país, con más de 680 milímetros en 24 horas.
En tal sentido, Socorristas continúan este martes las labores de búsqueda de sobrevivientes en el litoral de Sao Paulo.
«Los trabajos de búsqueda y salvamento siguen de manera ininterrumpida en la región, sobre todo donde los deslizamientos de tierra provocados por las precipitaciones crearon ríos de lodo, piedras y árboles que arrasaron con precarias casas construidas en las laderas», señaló el gobierno de Brasil.
Las autoridades también informaron de más de 1.730 personas desalojadas y otras 766 sin hogar en todo el estado.
En un hospital de la región se atendieron 23 personas (incluyendo cinco niños), de las cuales seis continúan en estado grave.
Mientras, en el centro de Sao Sebastiao las autoridades levantaron una tienda para un velorio colectivo de las víctimas, informó la alcaldía.
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Noches de angustia
Pobladores en la cercana playa de Juquehy, aún sacudidos por el temporal del fin de semana, pasaron una nueva noche de angustia cuando lluvias provocaron nuevos deslizamientos en la madrugada del martes. Unas 80 personas abandonaron sus viviendas pero no se reportaron víctimas, según las autoridades.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobrevoló el lunes la zona vacacional convertida en área de desastre. En tal sentido, advirtió contra el urbanismo improvisado en Brasil, donde 9,5 millones de personas viven en áreas de riesgo por deslizamiento o inundación, según cifras oficiales.
Con las rutas aún bloqueadas por los deslaves, algunos temporadistas fueron evacuados en barco, mientras continuaba un tráfico intenso de helicópteros que iban y volvían de las zonas más afectadas.
«No había cómo salir para ningún lado», dijo a la AFP, Gabriel Bonavides. Él pasaba los días de asueto en una casa alquilada con amigos. «Dejamos el carro ahí y tuvimos que volver en barco», añadió el estudiante de derecho, de 19 años.
Cargando con sus pocas pertenencias, los evacuados desembarcaban en la costa, mientras a poca distancia muchos bañistas disfrutaban de un día de playa.