Redacción. Un vuelo de Delta Airlines que cubría la ruta entre Madrid, España, y Nueva York, Estados Unidos, debió realizar un aterrizaje de emergencia en pleno océano Atlántico luego de que se detectara una falla en uno de los motores de la aeronave.
El incidente, que no dejó heridos, obligó a desviar el avión hacia la isla Terceira, en el archipiélago portugués de las Azores, donde los pasajeros permanecieron varados durante casi 30 horas antes de retomar su trayecto.
El suceso ocurrió el pasado domingo 6 de julio con el vuelo 127 de Delta, que había partido al mediodía desde el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas con destino al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
Aproximadamente cinco horas después del despegue, el piloto reportó una anomalía mecánica y tomó la decisión de desviar el avión hacia la base aérea de Lajes, en la isla Terceira, un punto estratégico del Atlántico que opera tanto vuelos militares como civiles.

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Resolución
A bordo del Airbus A330 viajaban 282 pasajeros y 13 miembros de la tripulación. Tras el aterrizaje seguro, los pasajeros fueron alojados en hoteles de la isla hasta que pudieron continuar su viaje unas 29 horas más tarde. Delta Airlines ofreció disculpas públicas por las molestias ocasionadas.
“El vuelo aterrizó sin problemas y ofrecemos nuestras más sinceras disculpas a nuestros clientes por su experiencia y el retraso en sus viajes”, declaró Andrew Post, vocero de la aerolínea, en declaraciones al medio estadounidense USA Today.
La isla Terceira, de origen volcánico y situada a unos 1500 kilómetros del continente europeo, es parte del territorio portugués. Su ubicación estratégica la convierte en un punto clave para aterrizajes de emergencia en rutas transatlánticas.
Por el momento, la compañía aérea informó que aún no se ha determinado el origen exacto de la falla que provocó el incidente. Las investigaciones continúan. Este no es el primer incidente que enfrenta Delta Airlines en lo que va del año.
En febrero, un avión de la misma compañía se despistó en el aeropuerto Pearson de Toronto, Canadá, donde la aeronave quedó volteada sobre una pista nevada. En ese caso, los 80 pasajeros a bordo sobrevivieron sin heridas graves.

El episodio del vuelo 127 manifestó los desafíos que enfrentan las aerolíneas en rutas internacionales de larga distancia, así como la importancia de contar con protocolos eficaces ante emergencias técnicas.