Redacción. En los nuevos módulos del Centro Nacional Penitenciario de Támara, al norte de Tegucigalpa, más de mil reclusos cumplen sus condenas bajo un estricto régimen de control y vigilancia.
Los más de mil presos están distribuidos en dos estructuras conocidas como “naves”. Cada una alberga a 504 privados de libertad. En algunas celdas, se reporta la presencia de hasta 36 internos compartiendo el mismo espacio.
Un medio local realizó un recorrido por estos nuevos módulos y constató que los reclusos viven en condiciones similares a las del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador.
Duermen sobre estructuras metálicas sin colchones, solo tienen una muda de ropa y no se les permite salir de sus celdas por tiempo indefinido. Reciben agua y comida tres veces al día, y cuentan únicamente con un baño y una pila para asearse.
Ante estas nuevas normativas, varios internos expresaron su inconformidad con las autoridades, asegurando que esas celdas “son para monos” y que no se les brinda alimentación adecuada a sus ocupantes.
Incluso, uno de los privados de libertad mostró las raciones que reciben: tres tortillas, arroz y frijoles, una dieta que, según relataron, se repite tres veces al día.
Sin beneficios
De acuerdo con las autoridades penitenciarias, en estos módulos no se permite la salida al patio ni se realizan actividades fuera de las celdas. Los espacios permanecen cerrados constantemente.
Algunos internos aseguran no haber recibido visitas en meses y otros manifiestan tener problemas de salud sin recibir atención médica adecuada.
Uno de los privados de libertad, al ser consultado, señaló: “No tenemos colchones, dormimos en hierro”. Otro mencionó que lleva meses sin recibir visita de su familia.
También se escucharon reclamos sobre procesos judiciales pendientes o retrasos en las liberaciones, aunque las autoridades no han emitido una postura oficial al respecto.
Durante la misma visita, algunos reclusos aprovecharon para dirigirse a sus familiares, pidiendo que los visiten o que intenten gestionar sus casos.
Estos módulos forman parte de las recientes reformas implementadas en el sistema penitenciario hondureño. Aunque fueron construidos para mejorar la seguridad y el control dentro del penal, las condiciones reportadas por los internos reflejan limitaciones logísticas y operativas.
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Hasta el momento, no se ha emitido un pronunciamiento oficial sobre la situación actual dentro de estas instalaciones.