Redacción. El enigmático «avión del juicio final» de Estados Unidos, un E-4B Nightwatch, volvió a despegar el pasado martes, generando especulaciones y preocupación a nivel global.
La aeronave, diseñada para servir como puesto de mando aéreo en situaciones de emergencia mundial, despegó de la Base Aérea Barksdale, Luisiana, y aterrizó en la Base Conjunta Andrews tras un vuelo de más de cuatro horas.
Este movimiento sugiere una posible escalada en las tensiones, particularmente en el conflicto entre Israel e Irán. El vuelo de este «Pentágono volador» coincidió notablemente con una publicación del Wall Street Journal.
El medio detalló que el presidente Donald Trump informó a sus asesores, también el martes, que ha aprobado planes para atacar a Irán. Sin embargo, lo está retrasando para ver si Teherán da marcha atrás en su programa nuclear.
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Esta revelación añade una capa de gravedad al inusual despliegue del E-4B, un avión que solo se activa en escenarios de crisis extrema, como los ataques terroristas del 11 de septiembre, donde sirvió como refugio seguro para el presidente y altos mandos militares.
Impenetrable
El E-4B Nightwatch es una versión militarizada del Boeing 747-200, diseñado para resistir las condiciones más adversas. Este avión de cuatro motores, alas en flecha, largo alcance y gran altitud, es capaz de reabastecerse en vuelo, asegurando operatividad continua. Mide 70.5 metros de largo, con una envergadura de 59.7 metros y una altura de 19.3 metros, y un peso máximo al despegue de 377,842 kilogramos.
En su interior, cuenta con un área de trabajo de comando, sala de conferencias y sala de briefing.
Así mismo, tiene un área de trabajo del equipo de operaciones, área de comunicaciones y área de descanso. Su amplia cabina puede albergar hasta 112 personas, incluyendo un equipo de operaciones de servicios conjuntos, la tripulación de vuelo de la Fuerza Aérea, personal de mantenimiento y seguridad, equipo de comunicaciones y refuerzos seleccionados.
Del mismo modo, sus sistemas de defensa incluyen protección contra los efectos de pulsos electromagnéticos y un sistema eléctrico reforzado para electrónica avanzada. Además, cuenta con blindaje contra efectos nucleares y térmicos, consolidándolo como una fortaleza aérea en caso de un conflicto a gran escala.