Redacción. Sujetos desconocidos asesinaron al joven Héctor Jiménez Ortiz, conocido en su comunidad como “Timbello”. El violento hecho se registró en el barrio El Calvario de Choluteca.
Según los primeros informes, Héctor salía de una cita odontológica cuando fue interceptado por los criminales. Los atacantes, tras acorralarlo, le dispararon en repetidas ocasiones hasta quitarle la vida, y luego huyeron del lugar sin dejar rastro.
La comunidad, conmocionada, lamentó profundamente el crimen, recordando a Héctor como un joven apreciado y conocido en la zona.
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Hijo de mujer acribillada
Las autoridades confirmaron que Héctor Jiménez Ortiz era hijo de Mirna Ortiz, una enfermera que dos sujetos asesinaron violentamente el pasado 3 de marzo. Ese día, mientras Mirna desayunaba en una venta de baleadas en Choluteca, los atacantes llegaron en motocicleta, le dispararon sin mediar palabra y la mataron de inmediato.
Mirna Ortiz, originaria y residente del barrio Morazán en Nacaome, Valle, había viajado a Choluteca para recoger unas encomiendas, ya que planeaba emigrar a Estados Unidos en busca de un futuro mejor para su familia. Su asesinato truncó esos sueños, y ahora, meses después, la violencia arrebató también la vida de su hijo.
Este doble crimen refleja la creciente ola de inseguridad que golpea a las familias hondureñas, donde la impunidad y la violencia siguen cobrando vidas día tras día.
La violencia en Honduras sigue desbordándose a niveles alarmantes, afectando todos los rincones del país. Cada día, hombres, mujeres y niños se convierten en víctimas de una criminalidad que no da tregua y que se manifiesta en homicidios, extorsiones, secuestros, asaltos y violencia doméstica.