AFP. La humanidad depende de «un nuevo rumbo» en la gestión del agua, alertó este viernes el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la clausura de la Conferencia sobre el Agua.
Ante el riesgo inminente de una crisis mundial hídrica, «todas las esperanzas de futuro de la humanidad dependen (…) de que se trace un nuevo rumbo basado en la ciencia para dar vida a la agenda de acción por el agua», aseguró Guterres.
«El agua debe estar en el centro de la agenda política», instó Guterres, que se hizo eco en su discurso de los numerosos llamados a nombrar un enviado especial sobre este recurso, que no cuenta con una agencia en el sistema dedicada a su defensa.
La cita, la primera desde 1977 y que contó con 10.000 participantes en tres días de conferencia, demostró una «verdad central», según el secretario general: el agua es el «bien común más precioso que nos une a todos».
Guterres subrayó el rol clave del agua en la salud, el saneamiento, la higiene, la prevención de enfermedades, la paz, el desarrollo sostenible, la pobreza, la alimentación, el trabajo y la prosperidad.
«Nuestras esperanzas dependen de compromisos innovadores, integradores y orientados a la acción para poner el agua y el saneamiento seguros, sostenibles y gestionados de forma inteligente, al alcance de todos los habitantes del planeta».
«No puede haber desarrollo sostenible sin agua», sostuvo antes de concluir: «Es el momento de actuar».
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Desde la construcción de baños, hasta la restauración de 300.000 kms de ríos, lagos y humedales deteriorados por la actividad humana para 2030, se han registrado cerca de 700 compromisos de oenegés, gobiernos y sector privado en el «programa de acción».
Sin embargo este programa no es vinculante para hacer frente a un problema global cada vez más acuciante, agravado por el cambio climático, el uso no sostenible de este vital recurso y la contaminación.
Según el informe de expertos del clima de la ONU (Giec) publicado el lunes, «cerca de la mitad de la población mundial» sufre «grave» escasez de agua durante al menos una parte del año.
Más de 2.300 millones de personas viven en países con estrés hídrico. En 2020, unos 2.000 millones de personas carecían de acceso al agua potable, cerca de 3.600 millones no tenían instalaciones sanitarias y 2.300 millones no podían lavarse las manos en casa.
– Resultado modesto –
«Puede parecer un resultado un poco modesto», dijo a la AFP un miembro de la delegación española que pidió omitir su nombre. «Pero hay que tener en cuenta que el primer paso es el más difícil».
También se ha destacado la importancia de la cooperación internacional para atacar un problema que «no es horizontal» pues no se puede abordar por separado la parte económica, la social o la medioambiental, recordó.
Aunque «no todo es rosa», y que «algunos compromisos no son tan fuertes» como se esperan, estoy «agradablemente sorprendido», dijo a la AFP por su parte Stuart Orr, del WWF.
«A menudo, en este tipo de conferencias, se escuchan muchas promesas (…) aquí tengo la impresión de que es diferente», dijo, pues asegura que ha habido una energía generada en la comunidad de actores del agua hasta ahora «frustrada» por la falta de atención a este elemento imprescindible para la vida.
«El problema no va a desaparecer, va a empeorar, yo creo que es por eso que mucha gente empieza a pensar que es hora de hacer algo», aseguró.
El mundo fijó en 2015 que para 2030 la población del planeta tendría acceso a los servicios de agua y saneamiento, pero los últimos informes indican que estamos muy lejos de ello.
En un ejercicio de ucronía, la joven holandesa Anniek Moonen del movimiento de jóvenes por el clima se proyectó 27 años en el futuro para recordar la «señal de alarma» que supuso esta conferencia para la gestión mundial del agua que «cambió para convertirse en más sostenible y justa».
«El futuro les habla, no olviden escucharlo», aconsejó a los delegados.