BERLÍN, ALEMANIA. La canciller de Alemania, Angela Merkel, sufrió este jueves nuevos temblores durante un acto público con el presidente, Frank-Walter Steinmeier, y la nueva ministra de Justicia.
Nueve días después de presentar un cuadro similar durante una recepción pública al mandatario de Ucrania.
Entonces, Merkel afirmó que se había recuperado de los espasmos tras beber tres vasos de agua, apuntando a un posible cuadro de deshidratación. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, incluso bromeó en la rueda de prensa posterior, «estaba a mi lado y completamente a salvo».
Un portavoz del Gobierno aclaró que la canciller «está bien». Además agregó que mantiene su agenda, de tal forma que «todo sigue como estaba previsto».
De hecho, la dirigente inicia este jueves un viaje a la cumbre del G20 que tendrá lugar el viernes y el sábado en Osaka, Japón.
El temblor que afecta a Merkel es violento, incluso más severo y generalizado que un Parkinson, dijeron fuentes médicas al Clarín.
El fin de su mandato
En Alemania este tipo de hechos se consideran como episodios dentro de la esfera privada de la canciller, que no tienen que ser explicados. No hay una tradición como en otros países de difundir partes médicos del presidente.
Merkel encara ya la parte final de su carrera, cargo en el que permanecerá hasta la celebración de las elecciones, previstas en principio para 2021. La dirigente ya renunció al liderazgo de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), donde la sustituyeron por Annegret Kramp-Karrenbauer.
También anunció que al concluirlos se retirará completamente de la política. Ni siquiera pretende un cargo en la Unión Europea.
La canciller ha gozado de buena salud en el cargo. Incluso trabajó desde su casa después de una operación de rodilla en 2011; sufrió una caída mientras esquiaba en 2014. Sus ausencias fueron breves en esas ocasiones.
