Redacción. Un centenar de niños y jóvenes se encuentran sumidos en la tristeza y la desolación debido a la decisión del alcalde del municipio de Choloma, en Cortés, Gustavo Mejía, de cerrar las puertas de cuatro centros de alcance que servían como hogar para los más necesitados.
Lo más triste de esta situación es que ahora los niños están en total abandono, ya que estos centros les daban un espacio para que ellos realicen actividades recreativas, capacitaciones y charlas para contrarrestar la violencia en la comunidad.
Asimismo, no solo los niños se han visto afectados por este cierre, sino también el personal y los voluntarios, quienes, con amor y amabilidad, se levantan cada mañana para brindar lo mejor a los niños. Con su atención buscan hacer que se sientan seguros en los centros, lejos de las pandillas o de la difícil realidad que enfrentan en las calles.
Los cuatro centros de alcance en Choloma son:
- Centro de Alcance Armando Gale
- Centro de Alcance Concepción de Choloma
- Centro de Alcance 11 de abril
- Centro de Alcance La Victoria
Ante esta trágica situación, un equipo de investigación de Diario Tiempo se dirigió a dichos centros para dialogar con las personas encargadas de los mismos y dar a conocer la problemática que enfrentan debido a una decisión del alcalde de Choloma.
Indagando en el centro, logramos contactarnos con una maestra afectada, quien era la encargada de uno de los cuatro centros de alcance. Para proteger su verdadera identidad, la llamaremos Marisela Rosales.
“Es algo doloroso. Yo trabajé en ese lugar y me encantan los niños. El lema del centro era Mi segunda casa, porque pasábamos más tiempo ahí que en nuestros propios hogares. Pero al alcalde (Gustavo Mejía) no le importa el bienestar de los niños, solo sus intereses”, comenzó diciendo Rosales.
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Inicio del cierre de los centros de alcance
Los centros, que funcionaban con apoyo de voluntarios y la municipalidad, eran un refugio seguro para niños en situación de pobreza, brindándoles un espacio de aprendizaje y esparcimiento.
Sin embargo, en un acto arbitrario y sin explicación convincente, Mejía decidió clausurarlos, dejando a los menores sin un lugar donde distraerse y a los empleados sin su fuente de trabajo.
De acuerdo con Rosales, el cierre de los centros de alcance comenzó con los despidos de los coordinadores de cada centro, quienes eran los encargados de abrir las puertas de los centros para que los niños y jóvenes pudieran acudir cada día.
«Un día, como normalmente lo hacía, fui al centro para abrirlo. Sin embargo, recibí una llamada del encargado del programa de los centros de alcance, diciéndome que no me presentara al centro y que solo les llevara las llaves con las que abría el centro, ya que el alcalde Gustavo Mejía había solicitado mi despido», relató Rosales.
A pesar de que el edil intentó justificar el cierre alegando que los contratos finalizaron, las circunstancias sugieren otra realidad.
Testimonios de los afectados confirman que el desalojo fue repentino, e incluso el propio alcalde solicitó las llaves de los centros, sellando el destino de estos espacios sin ofrecer una solución o plan de reapertura.
Despido de cuatro coordinados
Tras conocer el caso de Rosales, Diario Tempo comenzó a investigar y por medio de documentos y una fuente de entre crédito se confirmó que Gustavo Mejía replicó la acción con los otros tres coordinadores.
Los coordinadores despidos son:
- Samuel Darío Pineda, coordinador de Centro de Alcance 11 de abril
- Marisela Rosales, coordinadora del Centro de Alcance La Victoria
- Dina Maricela Urbina, coordinadora del Alcance Armando Gale
- Rubén, coordinador del Alcance Concepción de Choloma.
El impacto de esta decisión es devastador. Los niños y jóvenes ahora se encuentran sin un espacio donde puedan mantenerse alejados de los peligros de la calle. Muchos de ellos asistían a los centros para participar en actividades creativas y recreativas que los ayudaban a desarrollar habilidades y mejorar su calidad de vida.
Además de afectar a los menores, el cierre también significó la pérdida de empleos para varias personas que trabajaban en los centros, quienes se dedican a su labor desde la pandemia y nunca imaginaron que serían despedidos de manera tan abrupta.
Indignación en Choloma
La comunidad de Choloma exige respuestas y acciones concretas por parte del alcalde Gustavo Mejía. La incertidumbre reina entre los afectados, pues hasta la fecha se desconoce cuándo volverán a operar los centros.
Asimismo, la falta de transparencia y la insensibilidad de la municipalidad han generado indignación y preocupación en la población.
Este cierre no solo representa la pérdida de un espacio vital para la niñez y juventud de Choloma, sino también el reflejo de una administración municipal que no prioriza el bienestar de sus ciudadanos.
En un municipio golpeado por la violencia y la falta de oportunidades, la decisión de cerrar estos centros es un golpe directo a la esperanza de muchos niños que solo buscaban un lugar donde sentirse seguros.