Redacción. Sobrevivir a un accidente aéreo es solo el comienzo de una batalla para muchos. Aunque las estadísticas muestran que estos eventos son excepcionalmente raros, las secuelas psicológicas pueden ser devastadoras y duraderas.
Las investigaciones revelan que las heridas internas pueden ser tan profundas como las físicas, afectando la calidad de vida de los sobrevivientes durante años.
El trastorno de estrés postraumático (PTSD) es una de las principales secuelas, caracterizado por flashbacks, pesadillas, dificultades para dormir y sentimientos de culpa o aislamiento. En casos de trauma prolongado, como en accidentes aéreos, puede desarrollarse PTSD complejo.
Aunque un tercio de las personas expuestas a eventos traumáticos desarrollan PTSD, los científicos aún buscan comprender por qué algunas personas son más vulnerables que otras.
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Síntomas psicológicos
Para los sobrevivientes de accidentes aéreos, el PTSD puede manifestarse de manera única, con recuerdos intrusivos, temor a volar y ansiedad constante. Estudios han demostrado que la gravedad de las lesiones físicas no siempre se correlaciona con la intensidad de los síntomas psicológicos.
En este sentido, mujeres y personas con menor nivel educativo tienden a experimentar síntomas más severos, que pueden persistir durante décadas.
El trauma no solo afecta a los sobrevivientes directos, sino también a familiares, equipos de rescate y testigos. Un estudio de 2017 encontró que los familiares de las víctimas de un accidente aéreo experimentaban síntomas psiquiátricos como depresión y duelo prolongado, intensificados por una sensación de «irrealidad».
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La recuperación del trauma psicológico requiere un enfoque multidisciplinario, que incluya terapia psicológica, apoyo social y, en algunos casos, tratamiento farmacológico. Es crucial que los sobrevivientes reciban atención especializada para procesar sus experiencias y reconstruir sus vidas después de un evento tan traumático.
