Redacción. La pobreza y la soledad son sin duda las villanas en la vida de muchas personas en Honduras que a diario deben buscar cómo sobrevivir, como el caso de la señora María Gertrudis Cerrato, de 80 años.
Ella a pesar de ser de la tercera edad no cuenta con el apoyo de su familia y mucho menos del Gobierno, por lo que no tiene más opción que trabajar.
Una aguja y sus manos son sus herramientas para crear bonitos gorros de lana, los cuales vende en un mercado capitalino.
La vida de doña María no es fácil, no sólo debe trabajar largas jornadas para lograr vender sus productos, sino que debe afrontar varios problemas de salud.
Rechazada por la sociedad
Otro desafío en la vida de esta amable mujer es padecer de epilepsia, lo que la ha hecho presa de las burlas de las personas que la llaman «loca».
A pesar de todo lo malo que la rodea, doña María tiene una fortaleza y un espíritu inquebrantable que la motiva a seguir adelante todos los días sin perder su amabilidad.
Sus días inician desde tempranas horas, ella llega a una esquina, en una pared azul coloca un pequeño banquito y pone en el piso una caja, la cual tiene sus gorros y está llena de esperanza.
Es así que con una sonrisa ella le ofrece sus gorros a todos aquellos que pasan frente a ella, expresa que así como hay días buenos, hay malos, pero siempre tiene fe de que le irá bien.
Con lo que gana, que no es mucho, logra comprar comida y medicamentos que la ayudan a controlar su enfermedad.
Doña María dice que no le pide mucho a la vida, solo que a todo aquel que la vea le compre un gorro y así ella puede seguir adelante.