Redacción. A sus 92 años, Leonard Lauder, presidente emérito de Estée Lauder Companies e hijo mayor de los fundadores Estée y Joseph Lauder, falleció dejando un legado imborrable en el mundo de los negocios, el arte y la filantropía.
La empresa confirmó su deceso este domingo, destacando su papel como uno de los arquitectos de la expansión global de la marca.
Desde temprana edad, Lauder estuvo inmerso en el negocio familiar. De niño ayudaba a su madre a empacar productos y la acompañaba a reuniones con clientas en salones de belleza.
Luego de servir como teniente en la Marina de EE. UU. y obtener su título en la Universidad de Columbia, se unió formalmente a Estée Lauder en 1958, cuando la compañía aún era pequeña y vendía menos de un millón de dólares al año.
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Trayectoria de Leonard Lauder
Durante su trayectoria, lideró la transformación de Estée Lauder en un imperio global con marcas como Clinique, MAC, La Mer y The Ordinary. En 1995, llevó a la empresa a cotizar en la Bolsa de Nueva York, marcando un hito en su historia. Fue presidente de la compañía por más de dos décadas y CEO entre 1982 y 1999.
Más allá del negocio, Leonard Lauder fue un apasionado filántropo y coleccionista de arte. En 2013 donó al Museo Metropolitano de Nueva York una valiosa colección de arte cubista y fundó un centro de investigación de arte moderno. Además, dedicó esfuerzos a causas como el cáncer de mama y el Alzheimer.
Se le atribuye la creación del llamado “índice del lápiz labial”, teoría que observaba cómo aumentaban las ventas de cosméticos durante crisis económicas, cuando los consumidores buscaban consuelo accesible.
Leonard Lauder deja una profunda huella en la industria de la belleza y en muchas causas sociales. Le sobreviven su esposa, Judy Glickman Lauder, y sus hijos William y Gary.