Redacción. Este 15 de abril se conmemoran 113 años del trágico hundimiento del Titanic, el barco de pasajeros más grande y lujoso del mundo en su época, símbolo del avance tecnológico y la opulencia de la era industrial.
La embarcación zarpó el 10 de abril de 1912 desde Southampton, Inglaterra, con destino a Nueva York, Estados Unidos (EE.UU), en lo que sería su primer y único viaje.
Durante cuatro días, el Titanic cruzó las frías aguas del océano Atlántico Norte. Sin embargo, en la noche del 14 de abril, poco antes de la medianoche, ocurrió la catástrofe: el buque chocó contra un iceberg, y en las primeras horas del 15 de abril, terminó por hundirse completamente, llevándose consigo la vida de más de 1,500 personas.
Una leyenda en el fondo del mar
Considerado en su momento como una maravilla de la ingeniería naval, el Titanic fue presentado al mundo como un barco “insumergible”, equipado con lujosos salones, modernos sistemas de comunicación y avanzadas medidas de seguridad. Sin embargo, irónicamente, no incluyeron suficientes botes salvavidas para todos sus pasajeros.
A bordo viajaban unas 2,200 personas, distribuidas entre primera, segunda y tercera clase. La mayoría de los pasajeros pertenecía a la tercera clase, integrada por inmigrantes europeos que soñaban con comenzar una nueva vida en América. El contraste entre el lujo de los camarotes de primera clase y las condiciones más humildes de los demás fue una de las características más marcadas del viaje.
Con el paso del tiempo, la historia del Titanic se convirtió en una leyenda rodeada de mitos, teorías y especulaciones. Las circunstancias de su hundimiento, la respuesta de la tripulación, la falta de botes y los relatos de los sobrevivientes han sido objeto de investigaciones, documentales y, por supuesto, producciones cinematográficas.
La más famosa de ellas es la película Titanic (1997), dirigida por James Cameron y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Este filme reavivó el interés global por este acontecimiento histórico.
Hoy, más de un siglo después, el Titanic sigue siendo un poderoso símbolo de la vulnerabilidad humana frente a la naturaleza. Además, es un recordatorio de cómo la confianza desmedida en la tecnología puede tener consecuencias trágicas.
Réplica digital
Como parte del tributo, en 2023 se presentó una réplica digital en 3D del barco creada a partir de más de 700,000 imágenes tomadas por sumergibles.
Este modelo fue clave en un nuevo documental de National Geographic titulado Titanic: la resurrección digital.
Los análisis derivados del escaneo revelaron nuevos indicios sobre las últimas horas del barco, confirmando detalles previamente sostenidos por los testimonios de sobrevivientes.
Se identificaron agujeros microscópicos en el casco como posible causa estructural del naufragio, junto a una ventanilla destruida por el impacto con el iceberg.
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También se hallaron evidencias de que las luces del Titanic permanecieron encendidas hasta el final, gracias al equipo de ingenieros liderados por Joseph Bell.
Una válvula abierta en la popa sugiere que el vapor seguía fluyendo mientras el barco se hundía. Esto permitió que la tripulación organizara la evacuación con visibilidad.
El naufragio fue escaneado a 3,800 metros de profundidad en el Atlántico Norte, donde los restos permanecen dispersos sobre el lecho marino.