Redacción. Miles de solicitantes de asilo en Estados Unidos enfrentan una espera promedio de cuatro años y medio para sus audiencias en las cortes de inmigración, tiempo durante el cual quedan a merced de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
De acuerdo con un reportaje del San Francisco Chronicle, en mayo un salvadoreño se presentó ante un juez en Concord luego de esperar cuatro años por su audiencia.
Días antes, confesó tener miedo de ser deportado a El Salvador, donde había sufrido persecución por la mara MS-13, responsable de la muerte de seis familiares. Además, temía ser arrestado durante la audiencia, una práctica que ICE intensificó durante la administración Trump para acelerar deportaciones.
Sin salida
El hombre sabía que no presentarse a la audiencia implicaría una orden automática de deportación, pero asistir significaba arriesgarse a ser detenido.
“Uno siente miedo”, expresó. “Parece que ya no les importa si la persona tiene cita en la corte o permiso para trabajar. No les importa”, acotó.
Este temor no es aislado. Muchos solicitantes que han esperado años para sus audiencias ahora evitan presentarse, lo que incrementa las ausencias en los tribunales. La jueza Shira Levine, de San Francisco, señaló que una gran cantidad de personas no asiste por miedo.

Las cortes de inmigración, parte del Departamento de Justicia, eran poco conocidas hasta que ICE comenzó a arrestar migrantes durante las audiencias, revirtiendo la política más flexible de la administración Biden.
Estas cortes garantizan el debido proceso constitucional a quienes enfrentan deportación y la mayoría de los casos corresponden a solicitantes de asilo bajo la Ley de Refugiados de 1980.
Sin embargo, los tribunales ya enfrentaban problemas antes de 2021, como retrasos prolongados, cuestionamientos sobre su independencia y falta de representación legal. En San Francisco, el tiempo promedio para una decisión judicial pasó de dos años y cuatro meses (2014-2019) a cuatro años y medio (2019-2025).
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Millones de solicitudes
Actualmente, hay casi 2.2 millones de solicitudes de asilo pendientes en las 72 cortes de inmigración del país. Este retraso afecta tanto a la administración, que busca agilizar deportaciones, como a los migrantes, quienes merecen procesos justos.
“Es difícil estar en ese limbo por tanto tiempo sin saber el resultado de tu caso”, dijo Milli Atkinson, directora legal de una organización de defensa a inmigrantes en San Francisco.

La portavoz del sistema de cortes de inmigración afirmó que reducir el retraso es una prioridad y destacó que el número de casos pendientes ha bajado recientemente, en parte porque menos personas cruzan la frontera sin autorización.
Durante la espera, las circunstancias de los solicitantes pueden cambiar: la muerte de un agresor, cambios en las leyes o que un hijo pierda ciertas protecciones. Además, la demora dificulta que puedan establecer una vida estable.
La Quinta Enmienda garantiza el derecho a una audiencia antes de deportación y a permanecer en EE.UU. mientras el caso está abierto. La Corte Suprema reafirmó este derecho.
Obstáculos al proceso
No obstante, la administración Trump buscó evitar que muchos migrantes accedieran a estos procesos, argumentando que solo los ciudadanos tienen derecho a debido proceso. También amplió las deportaciones aceleradas sin audiencia a personas que no puedan probar haber estado en EE.UU. por al menos dos años.
Además, los abogados de ICE han buscado anular casos, arrestar a solicitantes y procesarlos para deportación rápida, una práctica cuestionada en tribunales.
Un gran problema es que, a diferencia de procesos penales, los solicitantes no tienen derecho a un abogado pagado por el gobierno. El sistema es complejo y sin representación legal, las posibilidades de ganar son bajas.

En San Francisco y Concord, cerca de un tercio de los casos decididos carecen de abogado. En casos de asilo, esta cifra baja a un 10%, pero quienes cuentan con representación tienen mejores probabilidades.
Conseguir asilo es difícil. Los solicitantes deben probar persecución o temor fundado de persecución por motivos como raza, religión u opinión política. Las audiencias son adversariales, donde un abogado del gobierno busca desacreditar su testimonio.
Recientemente, una mujer hondureña que huyó de violencia doméstica logró convencer al juez con evidencias sobre violencia contra mujeres en Honduras. Otro caso fue un hombre chino que escapó por persecución religiosa y obtuvo asilo tras esperar dos años y medio.
Para muchos, el proceso es largo y agotador, pero representa una esperanza para vivir sin miedo. A pesar de las demoras y temores, muchos solicitantes como el hombre salvadoreño están dispuestos a seguir luchando por su derecho a una vida digna.