Redacción. En este comienzo del año 2024, productores de camarones en la zona sur están siendo afectados por el desempleo, luego de que cerraran varias empresas productoras de este alimento, según el gerente general de la Asociación de Acuicultores de Honduras (Andah), Javier Amador.
Los acuicultores señalaron que el 2023 resultó un año bastante relativo para la industria del camarón, sin embargo, este 2024 están arrancando con una expectativa negativa ante el cierre de las empresas y microempresas, especialmente por las condiciones de mercado que han resultado pésimas para el rubro.
Javier Amador explicó que resulta «bien difícil buscar nuevos mercados tras el cierre del Tratado de Libre Comercio con Taiwán».
Pérdidas de empleos
La Andah determinó que por las bajas ventas de este producto se han perdido más de 10 mil empleos entre directos e indirectos en ese rubro. Como también el cierre de tres empresas en donde laboraban más de dos mil personas, más 50 medianos y pequeños productores que aún no han podido seguir produciendo.
Amador explicó que la «industria está capacitada para brindar empleo durante todo el año. Pero si continúan estas condiciones de falta de mercado (es) lógico que las empresas seguirán cerrando sus operaciones».
Asimismo, sólo el año pasado cerraron con casi 80 millones de libras exportadas, con una disminución de 15 millones en divisas generadas.
Camaroneros continúan lamentándose
Hace algunos meses atrás, miles de trabajadores de la zona del Golfo de Fonseca, donde hay cientos de fincas camaroneras y plantas empacadoras, perdieron sus empleos luego de que Honduras rompiera relaciones diplomáticas con Taiwán para vincularse a China.
«No queremos que se cierre el comercio con Taiwán», explicó Lorena de Jesús Zelaya, empleada de una planta empacadora de camarones de exportación en la costa del Pacífico de Honduras.
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En una declaración, Honduras se comprometió a «no volver a tener ninguna relación o contacto de carácter oficial» con Taiwán. Algo que los camaroneros hondureños interpretaron como el fin del Tratado de Libre Comercio con la isla, vigente desde 2008.
«Tengo 31 años de estar trabajando (en la industria camaronera), mis hijos han dependido de mí», agregó Zelaya.
Los camarones son cultivados en lagunas artificiales rectangulares en fincas rodeadas de bosques de mangle, a unos cinco kilómetros de la costa. El agua del mar llega a las enormes piscinas a través de canales.