CORTÉS, HONDURAS. «Claro, los hijos de ellos (policías) tienen comida en la casa», fueron los palabras de una joven vendedora ambulante que hoy sufrió un desalojo y decomiso de producto por parte de la Policía Municipal en SPS, debido al toque de queda absoluto por el Covid-19.
Desesperación e incertidumbre, eso fue lo que vivieron los vendedores ambulantes en la tercera avenida de la ciudad industrial, quienes, pese a la ordenanza impuesta por el Gobierno, el cual les impidía salir a comercializar su producto, decieron trabajar como si fuera un día cualquiera, pues en Honduras, la gente más pobre y que no tiene un sueldo fijo, sobrevive con el dinero que gana al día.
Lágrimas, gritos de angustia e incluso intentos de enfrentarse a la Policía, todo esto fue inútil para los vendedores, pues uniformados tomaron su producto, desarmaron sus carpas, y luego subieron todo esto a tanquetas y patrullas y se fueron.
«Se les hizo la advertencia correspondiente y se agotaron todos les medios para que esta gente pudiera irse para sus casas. Estamos en un Estado de Emergencia. Ellos no pueden permanecer en las calles. Por tal razón, estamos acompañado a la Policía Municipal, que tiene las atribuciones, para proceder con el decomiso de la mercadería que está aquí», dijo el comisionado Pérez, de la Policía Nacional.
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«Ellos están tranquilos»
Ante el hecho, los afectados manifestaron su disgusto, y el argumento que la mayoría repetía es que, si hoy no trabajan, tampoco comían, al igual que sus familias.
Y sumado a esto, se debe recordar que ayer martes 17 de marzo, a los vendedores informales de la ciudad no se les permitió abrir sus puestos, por lo que no percibieron ingresos. Además, parte de su producto se les echó a perder. Hoy fue el segundo día consecutivo.
«Toda la naranja que tenía yo se pudrió porque ayer y hoy no nos dejaron vender», dijo la joven a varios periodistas que dieron cobertura al desalojo. «Claro, están tranquilos, los hijos de ellos tienen comida en casa. ¿Nosotros qué?. ¿Nuestros hijos qué?», concluyó.
