Tegucigalpa, Honduras. Hoy 11 de noviembre se cumple un mes de aquel misterioso crimen ocurrido la noche del pasado 11 de octubre, cuando al menos seis jóvenes departían en una fiesta, que con el transcurso de las horas se convirtió en tragedia.

Cinco jóvenes detenidos, el arma homicida sin aparecer, y un asesinato que aún está por esclarecerse. Suceso que ha conmocionado a gran parte de la población hondureña.

Sí, Carlos Emilio Collier Núñez de 20 años de edad es la víctima mortal de este caso. Un joven universitario al que sus “amigos”, en circunstancias hasta el momento desconocidas, le habrían quitado la vida.

Todo comenzó la cálida tarde del miércoles 11 del pasado mes cuando Collier estuvo reunido en las cercanías de su casa de habitación en la colonia Rio Grande, al sur de Tegucigalpa, capital de Honduras.

“Carlitos” como era conocido cariñosamente por sus seres más allegados, departía con sus vecinos Elías Taufic Chaín de 28 años de edad, Carlos Alfredo Alvarenga de 26 años y James Alexander O’Connor Márquez de 24. Además, de uno de sus mejores amigos José Carlos Zamora de 19, y Olga María López Ferrufino de 22, quien era la única que no residía en la zona.

Es así que se fue desarrollando la noche, y a eso de las 9 de la noche, Carlos regresó a su casa. Sin embargo, minutos después, Alvarenga a quien le dicen “Susano”, fue a buscarlo para que continuaran departiendo.

Ante la insistencia de “Susano”, Collier pidió permiso a su padre hasta que este se lo otorgó, sin saber que sería la última vez que vería con vida a su hijo. Seguidamente, se montaron al vehículo que conducía  O’Connor, un Suzuki color azul.

En el asiento delantero iba Olga, mientras que atrás se acomodaron los otros 4 ocupantes. Acto seguido, se dirigieron a una licorera de la zona con el objetivo de reabastecerse de bebidas y continuar con la parranda.

Sin embargo, el trago amargo de la noche se presentó a eso de las 11:30; apenas dos horas después de haberse despedido de su padre. Taufic Chaín llegó a la casa de Collier e informó que Carlitos había muerto.

Un poco exaltado, Chaín dijo al padre de Carlos Emilio, que su hijo se había suicidado. Al mismo tiempo, indicó que su cadáver estaba en un basurero en una calle secundaria que conecta la colonia Loarque con el Anillo Periférico.

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48 horas después del asesinato de Carlos Collier

Pasadas las 48 horas de trascender la muerte del joven universitario, la Policía Nacional, en acompañamiento de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), captura en distintos sectores de la capital, a cuatro de los cinco señalados por darle muerte a su propio «amigo».

Los primeros en caer fueron  Elías Taufic Chaín, Carlos Alfredo Alvarenga, James Alexander O’Connor Márquez, y Olga María López Ferrufino. Mismos que fueron llevados ante un juez para iniciarles el debido proceso.

No obstante, José Carlos Zamora, considerado por la familia de Carlos Collier como el mejor amigo de la víctima, seguía prófugo de la justicia hondureña.

Sin embargo, la juez Dariela Galo, que inicialmente conocía el caso Collier, dictó medidas distintas a la prisión para los primeros cuatros implicados en la muerte de Carlos Collier.

Pero, luego de la presión mediatica de los medios de comunicación y población hondureña, la jueza se recusó. En su lugar, otra togada tomó las riendas del caso que ha causado conmoción en el país.

La nueva juez, decidió mantener las medidas distintas a la prisión y dejar que los imputados se defendieran en libertad por el delito de encubrimiento. Esto, con la condición que no pueden salir del país. Además que tendrán que ir periódicamente a los Juzgados capitalinos a firmar.

La entrega de José Carlos Zamora

José Carlos Zamora, el último implicado en el crimen contra su amigo Carlos Emilio Collier, se presentó voluntariamente el viernes 27 de octubre a los juzgados de Tegucigalpa, tras permanecer huyendo por más de 15 días.

José Carlos, quien según Tatiana Núñez, madre de Collier, era el mejor amigo de su hijo. Sin embargo, desapareció tras contribuir a trasladar el cadáver al solar baldío, de acuerdo con las autoridades.

Ante ello, y en aquel momento se le había emitido orden de captura por parte de la Secretaría de Seguridad, y alerta roja a Interpol para poder darle captura. Caso contrario al de los primeros cuatro implicados, la juez decidió mandar a guardar prisión a Támara a Zamora.

Caso Collier

En una maratónica audiencia inicial, que comenzó a las 11:50 de la mañana del pasado primero de noviembre, José Zamora fue trasladado de Támara a los Juzgados de Letras de lo Penal de la Sección Judicial de Tegucigalpa. Esto, a bordo de un bus del Instituto Nacional Penitenciario, junto con otros internos.

Sin romper el silencio, el muchacho descendió del autobús con su mirada hacia abajo, cabizbajo y solo levantó la mirada por un momento. Mientras ingresaba al tribunal, la familia de su mejor amigo, cuyo cadáver fue abandonado en un botadero, a la orilla de la calle, la misma noche de su muerte, le gritaba que dijera la verdad y corearon.

Mientras eso sucedía, el joven no alzó la mirada hacia a los amigos y familia de Collier y al ingresar al tribunal se encontró con su apoderado legal. La audiencia se postergó hasta el siguiente día; donde la juez decidió aplicarle la medida cautelar de Prisión Preventiva.

Al salir de los juzgados con esposas en sus manos, abordó el bus penitenciario. Se sentó en el séptimo asiento, lloró durante un momento y luego estuvo volteando a ver a varios lados.

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Parte acusadora: “Ellos tienen que saber qué sucedió en el carro”

Uno de los acusadores es el Ministerio Público (MP) que, en la etapa de conclusiones presentadas en audiencia inicial, su agente fiscal detalló que “los imputados tuvieron tiempo de pensar su coartada de quién habría disparado. Ellos tienen que saber qué sucedió en ese carro, con los que iban detrás del vehículo…”.

Además, agregó que “deben de saber qué pasó algo porque iban atrás del carro, tienen trayectoria balística; en donde es congruente con la autopsia. S especifica que la víctima presenta dos impactos de bala uno pómulo de calotea y retro auricular, en ningún momento se pudo disparar”.

Cuatro disparos: dos mortales para Collier

De la misma manera, prosiguió que “la dinámica de quien disparó, quién sacó el arma, estas entrevistas de que era prueba espuria de la cual todos los abogados se hacen valer de uso de tomar agentes de investigaciones narra los detalles de que era un homicidio y no suicidio”.

A criterio del MP, ese crimen “no fue obra de una sola persona, en el carro iban seis personas incluyendo a la víctima. Si hubiera sucedido de otras formas en ese forcejeo que lo manifiestan sale herido, solo Carlos Collier pierde la vida. Se fueron a su casa, se bañaron; si tuvieron plan de irlo a botar en esta primera audiencia haya calificaciones provisionales”.

El Ministerio Público considera que en el presente caso hay cuatro disparos; dos en la humanidad de Carlos Collier y dos en el techo del vehículo.

Carlos Emilio Collier, nació un 2 de marzo de 1997; quien de acuerdo a su madre, no quiso esperar llegar al hospital. Así que nació en el interior de un automóvil en las cercanías del Aeropuerto Nacional de Toncontín al sur de la capital de Honduras.

Este mismo, además, trágicamente y hasta ahora en misteriosas circunstancias, falleció dentro de un vehículo producto de dos impactos de bala en la colonia Loarque, también del sector sur de la capital.

Serán las autoridades las que se encargarán de deducir las responsabilidades del caso. Los familiares y amigos de “Carlitos” solo exigen justicia. Y sobre todo que este crimen no vaya a quedar en la impunidad.