REDACCIÓN. Al menos 650 reos de la Penitenciaría Nacional en Támara, están siendo trasladado a la cárcel de máxima seguridad de «La Tolva» en el departamento de El Paraíso, oriente de Honduras.
En el fuerte operativo participan la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA) y otros entes de justicia para trasladar a unos 500 reos de la pandilla 18 y el resto de la MS-13.
Desde tempranas horas de este día, alrededor de mil efectivos militares se ubicaron en las cercanías del principal centro penitenciario del país, hasta tanques del Ejército se han desplegado en la zona norte de Tegucigalpa donde los operativos se han intensificado a raíz de las acciones, mientras que la calle de acceso al recinto completamente cerrado.
Las acciones de este día se desarrollan en el marco de Operación “Arpía III”, informó este martes a través de su cuenta de twitter el mandatario de la República, Juan Orlando Hernández. “Ayer noche inició Arpia III con el objetivo asegurar las instalaciones y reclusos de centro penal Tamara. Operación continúa esta mañana», enfatizó.
Según se conoció, en el interior de la cárcel de Támara se encontraron caletas donde se hallaron unos 30 millones de lempiras por lo que se investiga cómo pudo ingresar semejante cantidad de dinero y si existe. También se ha conocido preliminarmente que para la fuga de los reos el jueves de la semana pasada, se pagaron entre 10 y 15 millones de lempiras por dejarlos en libertad mediante una operación bien planificada y organizada.
FOTOS DEL OPERATIVO:
LA TOLVA
Es importante mencionar que la cárcel de «La Tolva» tiene 24 edificios diseñados para albergar las oficinas administrativas, habitaciones para los agentes penitenciarios y ocho módulos carcelarios: cuatro para reos de media seguridad y cuatro de mínima seguridad.
Para poder ingresar a los módulos carcelarios, las visitas y los mismo empleados deben de seguir un estricto protocolo de seguridad, que consiste en atravesar cinco aduanas de revisión y un par más de inspección manual en cuartos especiales. Una vez dentro, los reos y sus familiares o amigos comienzan a ser vigilados por más de 400 cámaras de seguridad. En una sala de monitoreo, especialistas siguen desde los monitores cada movimiento.
