SAN PEDRO SULA. La policía nacional capturó a 12 sospechosos de participar en la muerte de un ayudante de transporte en el sector de la colonia San Antonio, en Chamelecón.
Según el primer informe de las autoridades, dentro de la cuartería donde estaban los sospechosos, también la policía encontró el cadáver de un hombre con un torniquete en el cuello y múltiples señales de tortura.
Igualmente dentro de la cuartería se encontraron fusiles tipo R-15 y cargadores con proyectiles serie FH55754, reportó la policía.
Al momento de la llegada de los medios, se puede observar que en la escena del crimen no se estableció el respectivo acordonamiento policial.
Según la Policía, tras la denuncia hecha a las autoridades del rapto del ayudante de transporte, estas siguieron el rastro proporcionado por vecinos, hasta llegar al terreno donde estaban los cuartos rodeados de un cerco hecho de bloques, los cuales se encuentran en una zona que parece deshabitada. Al lugar se llega a través de una carretera secundaria muy solitaria y en medio de matorrales.
La policía no explicó cómo se capturaron a los sospechoso y si hubo necesidad de utilizar la fuerza. Eso sí, dijeron que pertenecían a mara 18.
Las autoridades vinculan el asesinato de un taxista ocurrido en el bulevar del sur y el rapto del ayudante de buses encontrado muerto en la casa de la Colonia Santa Antonio.
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Entre los sospechosos arrestados se encuentran 11 menores de edad, entre ellos 3 mujeres, una de ellas con tan solo 12 años y 9 hombres, entre los cuales figura Javier Eduardo Sarmiento Rodríguez, el único mayor de edad en la supuesta pandilla.
Varios de ellos tenían sangre en su rostro, raspones y señales de lucha. En la escena trasmitida en vivo por HCH, se puede observar un bloque cubierto de sangre y la misma esparcida alrededor.
Otro hecho particular, en la captura es que solo 9 de los sospechosos estaban esposados, el resto fueron amarrados con un tipo de lazo plástico y acostados de cara al suelo.
La policía en su reporte denomina la cuartería como «Casa Loca».
La oleada de crímenes en contra de transportistas se atribuye al cobro por extorsión.
