Santos Espinal, un ejemplo de superación y éxito en Honduras

Santos Espinal ha dirigido actos de alta relevancia del Estado

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Santos Espinal
Santos Espinal ha dirigido actos de alta relevancia del Estado

TEGUCIGALPA. Santos Espinal Montoya, es un profesional del periodismo, graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), es el número nueve de sus hermanos, y con una larga trayectoria en varios medios de comunicación, ha destacado ante la sociedad hondureña.

Lo que hace que la carrera de Santos Espinal sea “especial”, es porque él es una persona no vidente. Santos Espinal, ha sabido sobrellevar desde temprana edad el ser ciego. Ya que, como la mayoría de las personas que presentan una situación como la de él, en muchos casos la sociedad no les brinda una oportunidad, o les cierra las puertas.

Este no es el caso de Santos Espinal, y no por que no se le hayan cerrado puertas, sino porque él no se ha dejado vencer por este tipo de obstáculos.

El único de sus hermanos que obtuvo una carrera universitaria y ha sabido sobresalir hasta lo más alto de las palestras públicas, Santos Espinal, sin duda es un ejemplo para aquellos que viven o no, con un impedimento físico.

Pero que sea el mismo Santos, que con su bastón en mano y una característica sonrisa, accedió a darnos una entrevista exclusiva para Tiempo Digital:

¿De dónde proviene Santos Espinal?

Nací en un caserío que se llama el Moray, en la aldea la Concepción, en el municipio de Orocuina, en el departamento de Choluteca.

Soy el hijo número nueve de una familia numerosa, “soy el seca leche” como decimos en el sur, jajaja. Nací en medio de una familia prácticamente pobre y sin preparación.

Además de ser el último de mis hermanos, soy el único que nací ciego, o sea, soy ciego de nacimiento.

Santos Espinal
Santos Espinal en su labor periodística

¿Cómo fue su infancia?

Mi infancia fue normal, como los niños del campo, yo corría en el campo, conocía bien los terrenos.

Uno de mis hobbies siempre fue montar a caballo, ya días no lo hago. Me gustaba ordeñar las vacas de mi papá, él tenía dos que tres vacas. Con el tiempo me vengo para la Escuela para Ciegos en Tegucigalpa a estudiar.

Me surgió la expectativa por que siempre quise estudiar; así fue que llegué a Tegucigalpa en 1980. Fue bien difícil porque yo siempre tuve un apego bien fuerte con mis padres, especialmente con mi mamá. Mi secundaria la realicé en el Instituto San Francisco, con una beca.

Yensi, el pastor que ayuda y predica en basurero de mercado de Tegucigalpa

¿Cómo empezó su carrera profesional?

Ocho años después de haber salido del colegio ingresé a la universidad.

Debo decir que, de los nueve hermanos, que ahora solo somos ocho, porque uno de ellos murió, soy la única persona que nació ciega, pero también soy el único que pase mi por mi primaria, después secundaria y que ahora tengo min título universitario.

Es curioso, porque talvez nadie daba un cinco por mí, pero fui el único que trascendí las barreras, por lo menos de la educación.

No lo digo por soberbia, pero es así, en el campo mucha gente no termina ni siquiera su primaria.

¿Cómo nace la pasión por el periodismo?

Desde pequeño siempre me gustó la radio, me gustaba seguir la noticia y algunas líneas editoriales. Me gustaba como la gente de la vieja guardia leía y escribían esos editoriales.

Yo soñaba estar en radio, y cuando vine a la capital me fue gustando más; en 1991, inicié mi programa de radio, sin haber iniciado mi carrera universitaria.

La carrera la inicie hasta 1999. Comencé en Radio Valle, de ahí me quedo en radio Paz, en donde trabajé unos 12 años.

Desde antes de ingresar a la universidad sentí la pasión de hacer esos programas noticiosos e informativos. Esa siempre fue mi línea, no solo recibir un pago por publicidad, si no, dar algo a la gente. La licenciada Delia Mejoría me dio la oportunidad de trabajar con ella unos seis o siete años.

Santos Espinal
Santos Espinal junto a Chag Castillo

¿Qué tal su trayectoria en los medios?

Quiero decir que soy el primer presentador ciego en Honduras, y que se mantiene por tanto tiempo. Con Delia llegué hasta ser productor de su programa, que se transmitía por Hondured.

Fui sintiendo que esta es mi pasión, y lo que me gusta; a veces mal pagados, a veces incomprendidos y a veces hasta amenazados, pero me encanta la profesión.

¿Qué hace Santos en la actualidad?

Desde el 2007 que Delia cerró su programa, yo me quedé sin trabajo, y esta fue una de las etapas más difíciles de mi vida.

Hasta que en mayo del 2011 fui llamado a formar parte de la recién creada Secretaría de Justicia y Derechos Humanos.

Cuando se constituyó relaciones públicas en la secretaría, cumplí uno de mis sueños, que fue ser maestro de ceremonias de eventos formales. Llegué ha ser maestro de ceremonias oficial de la Secretaría.

La ministra en ese tiempo Ana Pineda, vio la capacidad, y me dio la oportunidad de ser el vocero de esa Secretaría en diferentes campañas. Moderé eventos con el presidente Porfirio Lobo, con embajadores, y con personas del más alto nivel.

Y ahora estamos actualmente como parte del grupo de comunicación de la Secretaría de derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización.

¿Familia?

Tengo cinco hijos. Trabajo para sostenerlos a ellos. He tratado de ayudarlos y sacarlos adelante, son tres varones y dos muchachas.

Uno de ellos está cursando su tercer año de Química y farmacia en la universidad. Ninguno de ellos nació sin ver.

Santos Espinal
Mediante su labor, Santos ha viajado fuera de Honduras

¿Qué tal su relación de trabajo con sus compañeros?

La lucha de una persona con discapacidad, es constante, porque la discriminación a veces es voluntaria y a veces involuntaria.

No me quejo de mi compañerismo, ni en la universidad, ni en el trabajo, pero no quiero decir que no hay actitudes discriminatorias. Depende de mi actitud para combatirla, yo no le permito a la gente que me discrimine. Cuando yo siento un acto de discriminación yo le digo, “está actuando mal”.

¿Qué anécdotas nos puede contar?

Siendo parte del programa de Delia, un día llevé una solicitud de publicidad a una institución del Estado.

A la semana que regreso, la secretaria me dice que el jefe no ha visto la nota, y no creía que me dieran lo que yo estaba solicitando, porque a los ciegos solo les ayudaban con cierta cantidad.

En ese sentido, ella me vio a mí, no a la nota, porque la nota no la firmaba yo como ciego, la firmaba Delia Mejía, que no es ciega.

Otra anécdota que me gusta recordarla, es que, cuando hacía mi trabajo de campo, andábamos entrevistando al ex fiscal general, don Leónidas Rosa Bautista.

El abogado iba caminando y dando entrevista, yo iba agarrado con una mano de la solapa del saco, y con la otra llevaba la grabadora poniéndosela y grabándo.

Llegó un momento que sentí que se volvía escabroso y venían gradas, entonces tuve que sujetarlo fuerte del saco y detenerlo, entonces le dije “abogado, puede detenerse por favor”, entonces el me volteo a ver y me dice “disculpe”, y me dio la entrevista.

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¿A quien admira Santos Espinal?

En Honduras hay una persona que talvez su trayectoria ha sido poca, pero admiro su calidad humana, y se llama Lilian Esther Bonilla.

En el ámbito más popular, un editorialista de la talla de Napoleón Mairena Tercero, por ejemplo.

¿Hasta dónde quiere llegar Santos Espinal?

En mi vida profesional quiero seguir estudiando, preparándome, y me he metido mucho al tema de los Derechos Humanos.

Me apasionan, porque he entendido que los Derechos Humanos surgieron para proteger a los débiles.

Aspiro a tener la capacidad de ayudar a las personas discapacitadas.

Santos Espinal
Santos Espinal en su labor diaria

¿Un mensaje para personas con alguna discapacidad?

Luchen por sus sueños, no se dejen vencer por la discriminación. La verdadera lucha y reto para una persona con discapacidad es uno mismo. Si yo permito que la discriminación o el estigma me venza, créame que no voy a poder salir adelante.

¿Un mensaje para las personas sin ningún impedimento?

A la sociedad yo le recuerdo que yo busco ocupar mi lugar, no busco que me den uno, porque ya lo tengo, formo parte de la sociedad.

Al empresario le pido que habrá las oportunidades a las personas con discapacidad.

Si una persona con discapacidad no tiene oportunidades, la gente sin discapacidad se pierde la oportunidad de ver, de que somos capaces.