Pólvora: alegría para unos, tensión para otros ¿Cómo nació esta costumbre?

Reventar cohetes ha sido una práctica común en las fiestas de los pueblos ligada a celebraciones religiosas, pero hoy se ha vuelto una costumbre navideña y de fin de año.

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Pólvora

Redacción. – Reventar pólvora es una práctica común en las fiestas de fin de año, pero alguna vez se ha preguntado de dónde viene la costumbre de explotar cohetes en Navidad.

Los libros de historia no tienen registros. Tampoco hay documentos que describan el uso de los cohetes para celebrar el nacimiento del niño Jesús o la finalización del año.

La pólvora llegó junto a los españoles

El Dr. Ramón Rivas, decano de la Escuela de Antropología y Cultura de la Universidad Tecnológica (El Salvador), explica que algunos relatos sostienen que estos productos pirotécnicos aparecieron en el continente con la llegada de los españoles.

“Inicialmente sólo se ocupaban para celebrar las fiestas de los pueblos, las cuales eran en honor de un santo o virgen”, detalló el experto.

En este sentido, era común reventar los llamados cohetes de vara, de gran estruendo.
Esa necesidad que tienen las personas de hacer ruido para festejar un acontecimiento importante se refleja hoy en un refrán popular: “No hay fiesta sin cohetes”.

Con el paso del tiempo, este hábito evolucionó. Los cohetes se convirtieron en objeto de celebración más allá del ámbito religioso. También se utilizaron en casamientos, bautizos y primeras comuniones. “Se fue convirtiendo en una fiesta social”, explicó Rivas.

Personas con mayor grado académico compran menos pólvora

El experto opina que este tipo de festejos está asociado a la condición económica que los antiguos pobladores tenían a final de año.

Era tiempo de la cosecha y de recoger todo lo sembrado en el período (frijol, maíz, café, algodón).

“Había dinero y la gente quería celebrarlo con ruido y cohetes”, agregó el decano de la UTEC. Hoy en día, la costumbre de reventar petardos también guarda relación con el nivel económico de las personas.

De hecho, un estudio de tres años, realizado por Ramón Rivas, revela que las personas con mayor grado académico compran menos pólvora. Esto porque le dan más importancia a otro tipo de celebración.

“Les preocupa más la cena, lo que van a comer, a beber, a decorar la casa o invitar a los amigos”, describió.

Curiosamente, las personas con un nivel de estudios más bajo gastan más en pólvora. Lo anterior aunque para ello hagan uso del dinero previsto para otras necesidades, como alimentación y educación. Esto explica por qué la quema de cohetes se ha vuelto una fiesta del pueblo.

Muestra de valor

Muchas personas asocian el tamaño de los productos pirotécnicos que queman con la valentía de las personas.

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En opinión del especialista, este fenómeno podría demostrar varias cosas. Una de ellas es crear miedo ante los demás.

También, la pretensión de querer demostrar cierto estatus. “Si compro más cohetes, es porque tengo más plata que el vecino”, ejemplificó Rivas.

Cuando a esto se le agrega el componente de bebidas alcohólicas, el fenómeno puede tener consecuencias graves. De igual forma que cuando se hacen disparos al aire.

El antropólogo ve en este aspecto una forma de demostrar el poder sobre los demás, en un momento en que la persona ha perdido el control de sí misma.

Para algunos hondureños escuchar reventar cohetes les produce irritación y enojo. Sin embargo, para otra parte de la población, es una manera de celebrar. Se informa también que los cohetes afectan el estado de ánimo de los animales domésticos.

En Honduras la venta de pólvora está prohibida en gran parte del territorio. Lo anterior porque deja como consecuencia muchos niños quemados.

Fuente: El Diario de Hoy