«Mamá, regresaré a las tres»: Últimas palabras de mormón asesinado en Tegucigalpa

0
1025
mormón en Tegucigalpa
Según la religión mormona la muerte solo es el comienzo de algo nuevo

TEGUCIGALPA. El joven misionero Jonatan Ernesto Ordóñez, de 27 años de edad, salió de su casa despidiéndose de su madre con las palabras «mamá, ya voy a regresar, voy a una reunión de la iglesia y regresaré a las tres”. Con esa promesa quedó la madre del joven, al saber que su hijo iba a cumplir con la misión encomendada por Dios.

Sin embargo, llegó la tarde y pasaron las tres de la tarde y el joven Jonatan no llegaba a su hogar. Lo anterior, preocupó a la madre. Quien no tenía conocimiento que su hijo yacía muerto en las cercanías de la máxima casa de estudios.

El hecho se dio en horas de la tarde del pasado sábado. Además, según versiones de los familiares, el misionero acostumbraba a tomar otra ruta para llegar a la capilla.

El joven se congregaba en la iglesia de Los Santos de los Últimos Días. Ubicada frente a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Nota relacionada: Capturan al supuesto asesino de un joven cerca de la UNAH

Imagen del video que captó el momento cuando el joven misionero fue ultimado
Otra imagen en vida del joven mormón asesinado recientemente en la capital de Honduras

La muerte, según los mormones

Según el sitio web, mormon.org, la muerte no es final, sino el comienzo de una vida nueva:

«La muerte no es el final. Es realmente otro comienzo, otro paso hacia adelante en el plan del Padre Celestial para Sus hijos. Algún día, como les pasa a todos, el cuerpo físico que usted tiene, morirá.

Pero su espíritu no morirá, irá al mundo de los espíritus; donde podrá continuar aprendiendo y progresando, y estar con sus seres queridos que ya hayan fallecido. La muerte es un paso necesario en su progreso, así como lo fue su nacimiento.

En algún momento después de la muerte, su espíritu y su cuerpo se reunirán nuevamente y nunca volverán a separarse. A esto se le llama resurrección; la cual llega a ser posible gracias a la muerte y resurrección de Jesucristo (véase 1 Corintios 15:20-22)».