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jueves, abril 25, 2024

Opinión de Dennis Starkman: Carta… ¿Democrática?

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Por Dennis Starkman.-Las crisis políticas son recurrentes en Honduras y ocurren siempre en un círculo vicioso junto con las crisis económicas y sociales, que son crónicas y casi podría decirse, permanentes. Igual sucede en gran parte de América Latina, donde la institucionalidad y el imperio de la ley siempre ceden ante los caciques, la persuasión por intimidación y en una conducta que parece indicar que lo importante no es lo más importante.

Quizás sea Costa Rica la única excepción en la que pueda afirmarse que se está en un país de leyes. Longeva su democracia, los ciudadanos han aprendido a utilizar el voto para castigar a gobernantes, o premiarlos, si acaso lo merecen. Colombia también ofrece muchas lecciones de las cuales podríamos todos aprender.

Por lo demás, vivimos casi todos bajo regímenes en los que el resultado electoral sirve para legitimar a los gobernantes. Eso si sin necesidad de que ellos sean transparentes. ¿Para qué serlo? Al fin y al cabo, ¡nadie lo exige!

Nos hemos acostumbrado a esperar que alguien nos ayude; nos resuelva. Que nos salve. Si no son los gringos, que sea la ONU con una CICI. Y como no se pudo, pues que nos salve la OEA con la MACCIH. Y como la MACCIH es (según ellos mismos lo insinúan) incompetente, pues entonces que nos salven (otra vez) los gringos.

¿Porqué son realmente incompetentes la OEA y la MACCIH? Pues, en primer lugar, porque cada estado es soberano y para autogobernarse, los pueblos deben asumir los retos que se les presentan y mejor aún, que escogen afrontar.

También son incompetentes por su propia naturaleza. La OEA es en esencia un órgano político y no un organismo de justicia internacional. Lejos de ser un foro para promover y fortalecer la democracia, la OEA ha sido un club de presidentes (caciques) que se protegían entre sí para defenderse de los golpes de estado que solían propinarles los militares.

Sin embargo, las cosas han cambiado. Ahora, la OEA es el espacio en el que ciertos caciques (presidentes) se alían entre sí para legitimar los golpes de estado que ellos mismos asestan y dar un disfraz de democracias a las dictaduras que imponen.

Cada uno podrá pronunciarse a favor o en contra de la aplicación de la Carta Democrática Interamericana para sancionar a Venezuela. Pero no podemos ser indiferentes ante la indiferencia de la OEA para dejar de aplicar el mismo oxidado instrumento a otra democracia amenazada: la de Honduras.

La OEA debería asumir el rol que le corresponde, a través de sus órganos permanentes. Esto bajo el liderazgo de su secretario general, para considerar válida esa ficción denominada “Igualdad Jurídica de los Estados”. No porque debamos esperar que la OEA “nos salve”, sino porque es esa la finalidad por la que (nominalmente al menos) fue creada. Es decir fortalecer y promover la democracia como forma de gobierno en las Américas de tal manera que resulte en la prosperidad y el bienestar de su población.

La Carta de la OEA

Particularmente, debemos exigir de la OEA un pronunciamiento respecto de Honduras. Uno semejante al que de manera conspicua plantea respecto de Venezuela. Esto porque si bien la OEA es un órgano político, está también concebido para regirse por leyes, valores y principios, los mismos que los hondureños hemos manifestado legítimamente que deseamos asumir.

Dennis StarkmanLa MACCIH es una manifestación de inoperante buena voluntad

Los hondureños hacen un esfuerzo para ser miembros de la OEA. Debemos en primer lugar asegurarnos de estar al día con nuestras obligaciones. Si no lo estamos, reclamar ante los gobiernos por no estarlo y que se pongan al día. Y seguidamente, exigir los ciudadanos, ya que el gobierno no lo hará, que se promueva, como se promueve en Venezuela, la defensa y la protección de la democracia.

La MACCIH es una manifestación de inoperante buena voluntad; incapaz y desarmada. Un logro astuto y sagaz del “presidente” ante un movimiento que verdaderamente le asustó pero que no supo poner en perspectiva un objetivo estratégico para la nación.

Ahora, sin una segunda vuelta, con un proceso electoral viciado de nulidad, Honduras avanza hacia una dictadura “electa”.

Que los hondureños se decidan a salvar a Honduras.

por Dennis Starkman
2 de mayo, 2017

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