Los once gladiadores de Honduras que pusieron de rodillas al Robert F. Kennedy

Aquel partido eliminatorio rumbo a Corea y Japón 2002 ha sido uno de los triunfos más históricos de la selección de Honduras

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SAN PEDRO SULA. Estamos a sólo dos días para el crucial duelo en tierras norteamericanas, entre Estados Unidos y Honduras.

El partido se jugará en esta ocasión en el Avaya Stadium de San José, con la capacidad para 18,000 espectadores.

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Poco comparado con el Robert F. Kennedy, donde 45,000 almas ponen a temblar a cualquiera.

Pero la historia recuerda una fecha diferente; aquella no sería la ocasión. Aquella vez once guerreros hicieron caer a un gigante.

El 1 de septiembre del 2001, a las 8:30 de la mañana, se esperaba un estadio repleto de estadounidenses.

Pero no fue así, aquel coloso se vistió de azul y blanco, las cinco estrellas se hacían notar por doquier.

A cualquier catracho se le pone la piel de gallina al recordar aquel momento donde la afición demostró el amor por la camiseta.

Esto, motivó a los dirigidos en aquel entonces por Ramón «Primitivo» Maradiaga a dejarlo todo en el césped.

El partido se arrancó perdiendo, apenas a los 6 minutos. Cualquiera hubiese pensado; «otra vez, otra vez nos regresamos con las manos vacías».

Pero no, este momento sería distinto. La «H» buscó rápidamente el empate, «Rambo» y Amado se combinaban, Guevara intentaba en diversas ocasiones desde afuera.

Pavón amenazaba, y se veía una bicolor mejor en todos los aspectos, aunque no se lograba concretar.

Hasta que…

Corría el minuto 27. Y, tras un despeje de Ninrol Medina, el balón le queda a «la sombra» que corría como gazela por la banda derecha. Alzó la vista, centró la esférica, ésta llegó a los pies del pequeño Tyson quien se encontraba en zona enemiga y la enviaba a guardar.

Aquello causaba la algarabía catracha en tierras ajenas. Y en Honduras, millones de personas creían lo imposible.

Antes de finalizar la primera etapa, los gringos tuvieron la oportunidad de aumentar la ventaja a través de los once pasos. Pero bajo los tres postes estaba Noel Valladares que evitó el grito de gol para el capitán Stewart.

Caso contrario en la etapa complementaria. El referí canta la pena máxima a favor de Honduras tras falta sobre Jocon Reyes y ¿Quién más?, Carlos Pavón lo cobraba y nos hacía brincar de alegría por segunda vez.

HONDURAS LIQUIDA EL JUEGO

Otro equipo se hubiera tirado atrás para defender el resultado, pero los jugadores con los ánimos al tope querían más.

A 15 minutos del final, Julio Cesar «Rambo» de León se quitaba la marca de un zaguero por la banda izquierda, entraba al área, parecía que el balón se escapaba por la línea y entre dos, hace un rezago de la muerte y la número cinco caía en los botines de Tyson Nuñez que sentenciaba el juego. ¡Increíble! Parecía un sueño, de esos de los que nunca quisieras despertar.

Estados Unidos llegaría a marcar el segundo a su favor, pero de poco o nada serviría. En el destino ya estaba escrito que de esa cancha, nos íbamos con tres puntos.

LOS ONCE JUGADORES TÍTULARES DE AQUEL PARTIDO