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viernes, marzo 29, 2024

«Me corté los brazos porque no había otra opción»: niñas obligadas a casarse

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India. En Sri Lanka la edad legal para contraer matrimonio es 18 años. Pero, según una antigua norma local, niñas musulmanas menores a esa edad pueden casarse.

Cada vez más surgen pedidos para que esta norma sea enmendada. La periodista de la BBC del servicio cingalés, Saroj Pathirana, entrevistó a una joven obligada a casarse en contra de su voluntad.

Cuando Shafa tenía 15 años fue obligada a casarse.

«Mientras estudiaba para unos exámenes, me enamoré de un chico», dice con lágrimas corriendo por sus mejillas.

«A mis padres no les gustó y me enviaron a la casa de mi tío. Mientras estudiaba allí, un visitante frecuente les dijo a mis tíos que quería casarse conmigo».

Shafa, que proviene de una familia musulmana y vive en una remota aldea de Sri Lanka, se negó. Ella quería contraer matrimonio con el joven que amaba, después de terminar su educación secundaria.

Pero a pesar de sus objeciones, sus tíos arreglaron el matrimonio entre ella y el amigo de la familia. Siempre que se oponía a la boda la golpeaban.

«Me corté los brazos porque no había otra opción», cuenta Shafa, levantando las mangas para mostrar las cicatrices. «También tomé algunas píldoras», añade.

«Mientras estaba en el hospital, sobornaron a los médicos y me llevaron a un hospital privado, y unos días después me obligaron a casarme con ese hombre».

Cada día se incrementan casos de matrimonios obligados en la India.

Víctima de violencia

Shafa decidió quedarse con su nuevo esposo, ya que no tenía escapatoria, pero él sospechaba que ella continuaba su relación con su novio.

«Cuando le dije que estaba embarazada, me levantó y me tiró al suelo. Luego me dijo que solo me quería por una noche, que ya me tenía y no me necesitaba más».

Fue en el hospital que se enteró de que había perdido a su bebé como resultado de la violencia. Cuando Shafa fue a la policía, no tomaron en serio su denuncia.

Un día recibió una llamada de la mezquita del pueblo. Su marido quería continuar el matrimonio, pero ella se opuso.

Unos días más tarde, Shafa comenzó a recibir llamadas telefónicas y mensajes de texto de extraños que preguntaban cuánto cobraba por dormir con ellos.

Se dio cuenta de que su marido había publicado su foto y su número de teléfono en las redes sociales. Quiénes la llamaban, la amenazaban con un lenguaje vulgar y le decían: «Tenemos tu número gracias a tu marido».

«Grabé todas estas llamadas y todavía tengo los mensajes de texto», cuenta Shafa, sin dejar de llorar aunque decidida a contar su historia.

Ayuda psicológica

El padre de Shafa no quiso involucrarse en lo que estaba pasando.

Pero la madre de Shafa llevó a su hija a un centro de bienestar social para que pueda obtener ayuda psicológica y legal después de ese matrimonio traumático.

Actualmente, visitan el centro en secreto porque la búsqueda de ayuda psicológica todavía es un tabú en Sri Lanka.

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