COLÓN. Indignación, impotencia y dolor generó el repudiable crimen en el Aguán que le arrebató los sueños a un niño de 13 años el pasado martes en la zona norte de Honduras.
Leodán Andrés Mancía Lara salió de la escuela el martes en horas de la tarde y sin poner excusas se dirigió a trabajar. Al parecer alguien lo había buscado para realizar el traslado de maíz. Esa fue la última vez que su familia vio al pequeño de 13 años.
El menor cursaba apenas el segundo año de secundaria y siempre apoyó a sus familiares en el trabajo. A pesar de su esfuerzo, a pesar de ser un niño, sujetos fuertemente armados le quitaron la vida ese día.
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Pobladores de la zona de la Finca Paso Aguán comentaron que escucharon disparos horas más tarde. Nadie imaginó que él acababa de ser abatido por presuntos guardias de seguridad.
«Era un inocente, era un niño el que nos mataron. Esto es insostenible, nos están acabando», expresó Jaime Cabrera, coordinador de la Plataforma Agraria del Valle del Aguán.
Crimen en el Aguán: Leodán Mencía
En el lugar donde fue asesinado Leodán, quedó su carreta junto al cadáver de su caballo que también recibió varios disparos. La escena del crimen fue encontrada el miércoles a las 7:30 a.m. entre el lote 11 y 12 de la finca del Aguán.
Cabrera mencionar que en esa zona operan al menos 80 miembros de la Fuerza de Tarea Conjunta Xatruch III y de la Policía Nacional; por esa razón, los campesinos culpan a estos entes de quitarle la vida al menor.
Sin miedo a nada, los familiares de Leodán y otros campesinos, esperaron que llegaran miembros de la Unidad de Muertes Violentas en el Bajo Aguán (UNVIBA), pero fue imposible por la crecida del río.
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Quedándose sin opciones, el cuerpecito del niño fue trasladado a su vivienda. No fue hasta en horas de la tarde del miércoles que se contó con presencia de personal de Medicina Forense. Ahí fue evaluado y dejado en manos de los familiares para el velorio.
La Finca Paso del Aguán ha sido, durante largos años, una zona que ha presencia cientos de crímenes contra campesinos. Pese a las múltiples denuncias de las organizaciones campesinas y de Derechos Humanos, poca o ninguna respuesta se ha obtenido.
