Trasladan a más reos de Támara a El Pozo en Ilama, Santa Bárbara

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Más reos llegaron a El Pozo este domingo.

SANTA BÁRBARA. Siguen llegando peligrosos reclusos hondureños a la temida cárcel «El Pozo», situada en una zona aislada de Ilama, occidente del país.

A través de las redes sociales, el Presidente Juan Orlando Hernández anunció el nuevo traslado de los reos.  «Hoy, se continúa traslado de criminales peligrosos para evitar sigan delinquiendo desde prisión. Sin privilegios, aislados en «el pozo»», colocó el mandatario hondureño.

De acuerdo a información extra-oficial, se trata de ocho hombres llevados a «El Pozo» desde Támara, quienes fueron llevados en automóviles blindados y helicópteros.

Ellos son: José Luis Soto Sierra alias Scarfa, Erick Joel Aguilar Isaguirre alias «Sonic», Héctor Mauricio Reyes Sánchez alias «Cholo», Darwin Agustín Pavón Martínez alias «Darwin», Edwin Nahún Oliva Mejía alias «Shack», Darwin Javier Bejarano alias «Tyson», Glen Joel Ventura Hernández alias «Pantera» y Wálter Alexander Amador Perdomo alias «Demente».

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Bajo extremas medidas de seguridad y un gran hermetismo fueron trasladados tiempo atrás alrededor de 37 peligrosos privados de libertad, denominados “torones”, de la Penitenciaría Nacional (PN), en Támara, y en el Primer Batallón de Infantería, a bordo de helicópteros hacia el nuevo centro penal de “El Pozo”, en Santa Bárbara.

El traslado comenzó en horas de la mañana, cuando fueron sacados de sus celdas en el módulo de Escorpión, de la PN, varios cabecillas de la pandilla “18”, considerados como los autores intelectuales de ordenar varios ilícitos desde el principal reclusorio del país.

Junto a los pandilleros fueron trasladados algunos “torones” de los presos comunes que guardaban prisión en el módulo de “Casa Blanca” y denominados “paisas”.

“Los torones”, antes de ser sacados fueron vestidos con uniformes anaranjados y después subidos a unas patrullas, fuertemente custodiados por elementos de la Policía Militar del Orden Público (PMOP).

Los privados de libertad trasladados a la cárcel de “El Pozo”, fueron confinados en celdas de máxima seguridad donde cada uno estará aislado.

Minutos después fueron trasladados hasta un campo del Batallón Táctico Militar, lugar donde eran esperados por seis helicópteros. Finalmente fueron llevados hasta el centro penal de máxima seguridad, ubicado en la zona de Naco que corresponde a Santa Bárbara. La primera tanda de traslados penales terminó a las 9:00 de la mañana.

Posteriormente, otro grupo de pandilleros y privados de libertad fueron sacados de unas celdas ubicadas en el Primer Batallón de Infantería, situado en la zona de El Ocotal, sector suroeste de la capital.

Los últimos privados también fueron llevados en patrullas militares con rumbo al complejo de la Policía Militar del Orden Público, ubicado a unos 500 metros del Primer Batallón, donde les esperaban dos helicópteros que minutos después emprenderían vuelo con rumbo hacia el departamento occidental, donde está ubicada la nueva cárcel.

Toda la acción se llevó a cabo en un completo hermetismo por parte de las autoridades penitenciarias y militares, quienes no informaron a la prensa para evitar, supuestamente, un posible atentado por parte de personas allegadas a los “torones” y que permanecen fuera de las cárceles de Honduras.

Así, el traslado de los peligrosos reos es para evitar que los pandilleros tengan comunicación con sus familiares o cómplices y de esa forma que sigan ordenando crímenes o el cobro de extorsión.

Dentro del primer grupo de trasladados, también había algunos “torones” de los presos comunes que estaban en el módulo de “Casa Blanca” y denominados “paisas”.

Se indicó que los jefes pandilleros cuando eran trasladados iban haciendo ademanes con las manos y dedos, como las señales mediante las cuales se identifican y comunican al interior de sus clicas o células de sus grupos de asociación ilícita. En horas de la tarde se supo que los peligrosos reclusos ya estaban dentro del centro penal de Santa Bárbara y tras arribar a la nueva prisión, inmediatamente fueron aislados en las celdas de máxima seguridad.

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Luego de llegar a la cárcel de Santa Bárbara, las autoridades los confinaron en pequeños cubículos, donde no podrán recibir visitas de familiares, ni de amigos. Lo anterior con el fin de erradicar el flagelo constante que agobia a la sociedad con los delitos de sicariato, extorsión, secuestros y otros ilícitos.

Autoridades de Seguridad detallaron que la cárcel de “El Pozo”, tiene capacidad para albergar a 2,000 reclusos y en su interior existen 100 celdas de máxima seguridad.

¿Hubo huelga de hambre en El Pozo?

El delegado en Derechos Humanos del Instituto Nacional Penitenciario, Germán McNiel, informó que a pesar de que los reos de la cárcel de Ilama, Santa Bárbara, más conocida como “El Pozo”, no estuevieron en huelga, pero aún así se les variará el menú.

La Dirección del Centro Penitenciario en Ilama, publicó un comunicado, en la cual rechazó que los reos estuviesen en “huelga de hambre”, como trascendió en varios medios. También hizo un llamado a los familiares de los reos, a que estén tranquilos, pues personal médico ha estado revisando a los presos y están en perfectas condiciones de salud.

“Como Instituto Nacional Penitenciaria siempre tenemos que darles su alimentación balanceada. Siempre estaremos para brindarles las condiciones debidas y que se haga respetar los derechos humanos”, aseguró el funcionario. Agregó que “se les está dando un tratamiento integral, todo en beneficio de ellos, sabemos que el cambio de régimen es alto y les impactará a cualquier privado en libertad”.

Además informó que se permitirá el acceso de los abogados de los reos de máxima seguridad que están en ese recinto carcelario considerado de máxima seguridad.

El presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (Codeh), Hugo Maldonado, informó, los reos no tomaron el alimento, por una ocasión, porque consideraron que estaba en malas condiciones y piden tener visita y comunicación de sus familiares.

“Ellos solicitan que les anuncien cuánto tiempo estarán ahí, como será la visita de sus familiares, cómo el defensor se comunicará con ellos, piden una llamada a la semana vigilada y controlada por el personal penitenciario porque están a la deriva”, señaló Maldonado.

Prosiguió que “estuve hablando con el director y le planteamos que no vamos a pedir que los liberen, solo fuimos a constatar en que condición estaban, ellos tienen la necesidad de comunicarse con sus familiares y debe analizarse el tema de rehabilitación porque dos de ellos ya están a punto de salir”.

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