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martes, abril 23, 2024

La Leucopenia: el estrés, uno de sus principales síntomas

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La mayoría de las personas en su diario vivir se preocupan mucho por cómo luce su cuerpo y se alarman al menor cambio visible, sin embargo, es tiempo de que los problemas internos sean igual de importantes.

Ahora bien, si te preguntas por qué, definitivamente existen muchas afecciones que se pueden presentar dentro de nuestro cuerpo sin siquiera nosotros prestarle atención.

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Por eso, saber por ejemplo qué significa o qué es “Leucopenia” es sumamente necesario. Además debemos saber detectar que lo tenemos y que claramente algo no anda bien.

Para entrar en contexto debes conocer que los glóbulos blancos o leucocitos están encargados de defender al organismo frente a diferentes infecciones. Existen diversos tipos de glóbulos blancos: neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos.

Los neutrófilos son, con diferencia, los más abundantes.

Ahora bien, una leucopenia es un descenso del número de leucocitos (glóbulos blancos) en la sangre. Casi siempre es debida a un descenso en el número de neutrófilos, lo que se denomina neutropenia. Se considera neutropenia a un número de neutrófilos inferior a 1500 por mililitro de sangre.

Las personas adultas tienen alrededor de 7.500 por milímetro cúbico de sangre (entre 4.500 y 11.000).

Si el recuento total de estos leucocitos es inferior a 4.500 /mL, estaríamos hablando de leucopenia y nuestro organismo quedaría más expuesto y debilitado ante infecciones.

La baja producción de glóbulos blancos puede estar provocada por múltiples causas, aunque las más comunes son una afectación de la médula ósea –como el síndrome de Kostmann o neutropenia severa congénita– o una afectación de la sangre periférica. Además, también pueden producir leucopenia:

  • Los tratamientos contra el cáncer, como la quimio y la radioterapia.
  • Déficits nutricionales, como falta de vitamina B12 o folatos, proteínas o minerales.
  • Infecciones graves.
  • Enfermedades del sistema inmune, como el lupus.
  • Consumo de algunos fármacos, como antibióticos o antihistamínicos.
  • Consumo de tóxicos.
  • Insuficiencia hepática.
  • Estrés físico o emocional.

Entre las alertas ante el posible padecimiento de leucopenia está la debilidad, cansancio y fatiga, infecciones frecuentes, malestar general, dolores de cabeza, fiebre o la inflamación de los ganglios linfáticos.

Ayúdate 

Si no tenemos ninguna enfermedad subyacente ni tomamos medicamentos que favorezcan la aparición de leucopenia, lo mejor que podemos hacer para estimular el buen funcionamiento de la médica ósea es llevar un estilo de vida saludable. Para ello, podemos:

  • Evitar tóxicos.
  • Hacer ejercicio a diario
  • Dormir al menos siete horas
  • Evitar el estrés
  • Llevar una buena higiene para prevenir infecciones ya sea a través de un lavado de manos frecuente, una buena higiene bucal, evitando exponernos a personas enfermas
  • Llevar una dieta rica y saludable, en la que no falten, sobre todo, el ácido fólico (verduras de hoja verde) y vitaminas del grupo B (frutas, legumbres, pescados, frutos secos…)

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