Tegucigalpa.- Karla Lara, es una de las artistas más representativas de la cultura y de los derechos sociales en Honduras. Con una larga trayectoria llena de anécdotas y experiencias, esta defensora de los derechos de las mujeres se ha convertido en un ícono nacional de la música.
Karla Lara Nació en Tegucigalpa el 14 de julio de 1968, y es hija de Orlando Lara, quien era cooperativista, y sembraba café, según nos compartió la artista hondureña.
La madre de Karla Lara era Ada Pineda, quien se fue de las primeras Ingenieras Civiles en el país, en su época.
Karla proviene de una familia numerosa, de siete hermanos, cinco mujeres y dos varones.
Esto y mucho más, nos compartió en exclusiva esta defensora de los derechos de los indígenas y de los pueblos autóctonos del país.
¿Cuándo empieza la pasión por la música?
Yo crecí en una familia en donde se nos cultivó el interés por el arte en general, a mi papá y mi mamá les gustaba.
Crecí en una familia que cantaba mucho. Recibimos clases de música, con casi todos mis hermanos. Pero yo fui siempre bien desaplicada en los cursos, siempre me salía. Nadie de mi familia creía que me iba a dedicar a esto.
¿Cuáles fueron sus inicios en la vida artística de Karla Lara?
Mi primer grupo fue “Rascaniguas”, era teatro y música, pero yo me involucré más en la música. Eso fue en la década de los 80s. De ahí me fui del país, y canté con un grupo salvadoreño que se llama “Cutumay Camones”.
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Mi relación con la música fue más por convicciones políticas, por encontrar en la misma una forma de hacer militancia política. Me pasó más por convicción política.
¿Cómo resume su trayectoria en la música?
Desde los 16 años cantaba en diferentes grupos y cuando volví a Honduras comencé a cantar de nuevo con los “Rascaniguas”.
En el 2,004 mi hermana Katia Lara, que es directora de cine, montó una productora y ella me hizo la producción de mi primer disco, que es “Donde Andar”.
En el 2005 cuando ya tenía mi disco grabado, la misma organización con la que trabajaba, me ofreció organizarme una gira por Dinamarca y por España.
Desde esa fecha es la actividad principal en mi vida, pero siempre hago otras cosas para sobrevivir.
Desde el 2004 hemos grabado cuatro discos, y trato de invertir mucho tiempo en producirme.
¿Desde cuando surgen las inclinaciones con la política y la música?
Yo diría que desde mi participación con el grupo “Cutumay Camones”. Las canciones tienen que decir algo, tienen que tener sentido, y eso me llevó a cantar en ese contexto.
Después fui entendiendo muchas cosas y asumiendo posiciones feministas.
También siento mucha cercanía con las luchas de los pueblos indígenas.
No hago política partidaria, nunca he hecho política partidaria, y espero nunca hacer política partidaria. Pero si creo mucho en la necesidad de organizarnos y hago música pensando en eso, en ser reflexivos.
¿Ha sufrido represalias por sus canciones o forma de pensar?
Yo creo que hacer lo que uno hace, siempre va tener una consecuencia. Antes del Golpe de Estado se puede decir que vivíamos con menos polarización. Siento que tenía más apertura en los diferentes medios.
Renato Álvarez hasta lloraba cuando cantaba yo. Había lugares donde ni nos imaginábamos que cantaríamos.
Pero uno hace las cosas consientes del costo que paga.
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Por ejemplo, muchos hombres están a favor de las cosas que nosotros decimos, sobre el machismo o el patriarcado. Yo pues trato de hacer entender que no se trata de una guerra de sexos, sino de revisar una relación de poder entre las mujeres y los hombres.
Pero no voy a ir a un “Gracias Convoca”, ni tampoco me han invitado a uno. No voy a ir a un acto de esta dictadura.
¿Fiel a la Resistencia?
Antes del Golpe de Estado, después de la huelga de hambre en la que yo participe, “la huelga de fiscales”, ahí se me comenzaron a cerrar las puertas, y en el Golpe se terminaron de cerrar.
Ahí empezaron las diferencias y las distancias. Pero uno tiene que aprender a vivir pagando los costos.
¿Cuál es su opinión acerca del gobierno actual?
Una dictadura. Nosotros estamos viviendo desde un tiempo acá ese significado.
Uno mira los proyectos hoteleros, que lo único que hace es desplazar a las personas de sus pueblos.
Yo veo un país ahorita en el que deberíamos de interpretar cual fue la intención del Golpe de Estado.
Este Golpe de Estado era para quitar un señor que quería quedarse, pero ya estamos viendo quien quiere quedarse en realidad.
Cuestiono el poder formal, porque siempre va estar atado a intereses distintos, por eso creo en la construcción de poderes autónomos.
Pienso que la clase política tiene secuestrado este país.
Este país es un polvorín, este país tiene un montón de resistencias, y se organiza cada vez más; y la gente no lo está haciendo por posiciones partidarias, sino por su sobrevivencia.
¿Cuál es la solución al país?
La solución no es el poder formal. No quiero que se quede esta dictadura, porque ya está constituida.
El poder formal va existir siempre. La solución no es no participando, ni participando. Que la gente defienda sus derechos, ese es poder, y cuando la gente empiece a defender eso, ahí estará la solución.
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Lo que toca replantearnos es el concepto del poder. El poder formal siempre va seguir, puede ser Nasralla, puede ser que los gringos dejen quedarse a este señor.
Ojala gane la Alianza en ese poder formal, y no se quede este señor dictador.
Juego de palabras
Honduras: Espacio geográfico donde nací.
Libertad de expresión: La defensa que hay que hacer.
Música social: Una esperanza para la gente.
Dios: La forma en que muchos nombran un ser supremo.
Bertha Cáceres: La ausencia más grande de la vida.
José Manuel Zelaya: Un señor que quiso ser un presidente decente.
Juan Orlando: Un animal, un asesino.
Salvador Nasralla: Un narrador deportivo.
Política hondureña: No partidaria, un circo.
El próximo presidente: El narrador deportivo.
Karla Lara: Una mujer como todas, trabajadora.
