Dos hispanos muertos a tiros por policías en California

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Edwin Rodríguez; a la derecha, Teresa Domínguez sostiene una foto de su hijo Jesse Romero. Suministrada/ Isaias Alvarado

LOS ÁNGELES, California. Jesse y Edwin vivían en el barrio hispano del Este de Los Ángeles y jamás se conocieron. Pero ahora los une la tragedia: sus padres juntan fotos con sus rostros en protestas contra la brutalidad policiaca.

Pues ambos murieron en polémicos tiroteos con oficiales en 2016. Esta semana, sin embargo, sus casos tomaron rumbos distintos.

La familia de Edwin Rodríguez, de 23 años y quien fue baleado 17 veces por agentes del Sheriff de Los Ángeles el 14 de febrero de 2016, aceptó el lunes un pago de un millón de dólares. Esto, para detener el juicio en contra del condado angelino en un tribunal federal.

Mientras que la Comisión de Policía de Los Ángeles determinó el martes que fueron justificados los disparos que cobraron la vida de Jesse Romero, de 14 años. Esto, cuando él huía para evitar su arresto en una calle del vecindario Boyle Heights el 9 de agosto de 2016. Aunque las circunstancias de estas muertes fueron distintas, las versiones de las autoridades muestran algunas similitudes:

Edwin y Jesse supuestamente portaban un arma de fuego, se resistieron al arresto.

Y ambos incidentes derivaron de la averiguación de dos presuntos delitos (pintar grafiti y robo de auto).

“Dejaron que falleciera”

En el caso de Jesse, la Policía angelina lo identificó como posible integrante de una de las 34 pandillas en Boyle Heights. Y argumentó que el chico disparó en contra de los agentes que le seguían a pie.

Luego de responder al aviso de que dos jóvenes estaban pintando grafiti en la zona. “De acuerdo con un testigo que vio al sospechoso huyendo de los agentes, este disparó una pistola en la dirección de los policías que lo seguían”. Esto, lo declaró después del tiroteo el subjefe del Buró Central de LAPD, Robert Arcos.

La agencia indicó que un revolver fue encontrado a unos 10 pies (3 m) del cuerpo de Romero al otro lado de una cerca metálica. Pero los abogados de la familia Romero niegan que el joven haya disparado, sino que tiró el arma por encima de una cerca y se disparó al caer.

El pasado 23 de junio, la familia Romero interpuso una demanda civil en contra del gobierno de Los Ángeles y el policía Edén Medina. Quien realizó los disparos, alegando que el municipio solapa el abuso policiaco.

“Quiero justicia para mi hijo, por favor”. Lo anterior, lo expresó Domínguez antes de que la Comisión de Policía le diera la razón al oficial.

“Si Dios lo perdona que lo haga”

En tanto, la familia de Edwin menciona que el acuerdo monetario no le pone punto final a su caso. Ahora buscan un castigo para los agentes que balearon al joven. Se trata de Andrew Alatorre y Sandy Galdamez. Solo Alatorre le dio 14 balazos a corta distancia, según reportes. “Si Dios lo perdona que lo haga, pero yo no, porque me arrebató una parte de mi ser”. Esto, dijo a Univision Noticias, Estela Rodríguez, madre de Edwin.

De acuerdo al reporte oficial, Edwin, quien no estaba registrado como pandillero, era pasajero en una furgoneta con sospecha de haber sido robada. Y se enfrentó verbal y físicamente con los dos agentes que lo balearon. La dependencia alega que él portaba una pistola calibre 22 y que temían que la usara.

La autopsia arrojó que el joven recibió 10 tiros en la espalda, cuatro en la cabeza y tres más en el hombro, costado y un brazo. Luego del tiroteo descubrieron que el vehículo en el que viajaba Edwin no tenía reporte de robo. Edwin, quien trabajaba como cajero en una tienda, dejó dos huérfanos y una viuda.

La señora Rodríguez, una inmigrante de Jalisco, comentó que también seguirá buscando justicia para las familias de otros jóvenes hispanos muertos.

“Todos nos estamos apoyando”, dijo Rodríguez, quien subraya que su hijo estaría vivo si los agentes hubiesen actuado correctamente. “Según ellos, su deber es cuidar a las personas, pero las están asesinando”, expresó.