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jueves, marzo 28, 2024

Hidroxicloroquina para tratar Covid-19: ¿Lo aprueba o descarta América Latina?

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REDACCIÓN. Malaria, lupus, artritis y demás: la hidroxicloroquina es un medicamento considerado ideal para contrarrestar los efectos de varias enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los antídotos más eficientes del mundo.

Varios médicos recomendaron su uso para tratar la COVID-19. La voz de los expertos se esparció y hasta Donald Trump -presidente de Estados Unidos- ha sido enfático en que se continúe su uso; califica la hidroxicloroquina de una «maravilla».

Trump dijo que él mismo la toma y en nuestra región, el gobernante de El Salvador, Nayib Bukele también se mostró en favor de esa medicina. Pero, poco a poco el panorama comenzó a cambiar. Aquello que se elogió en su momento, comenzó a descartarse.

Múltiples personajes creen todavía que es un factor fundamental para recuperar a pacientes con coronavirus. Así pensó la OMS, sin embargo, ahora es todo lo contrario.

Según desveló el director general de esa institución, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el análisis de los resultados obtenidos en ensayos clínicos les modificó la percepción. La hidroxicloroquina, en lugar de ayudar a los contagiados de COVID-19, los empeora; asegura que el uso de ese medicamento elevó la tasa de mortalidad.

Otras organizaciones y gran parte de la comunidad científica se sumó a la consideración. En virtud de lo anterior, analizamos el panorama de la hidroxcloroquina en Latinoamérica.

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Hidroxicloroquina: ¿Pasa o no la prueba?

Cuba utiliza la hidroxicloroquina, pero, bajo la revisión de estrictos protocolos para su aplicación con cautela. De igual forma, desde Costa Rica afirman que dejó, de momento, resultados positivos.

De manera específica, las autoridades sanitarias costarricenses dicen que favoreció a pacientes recién diagnosticados, quienes no tenían riesgo inicial por posibles contraindicaciones.

Un país más que se sumó a los partidarios de la hidroxicloroquina es Brasil. Sugiere su uso, pero en pacientes con síntomas leves de COVID-19. Eso sí, agregan la aplicación de azitromicina.

Disidencia

Desde la parte más al norte de Latinoamérica inicia la ubicación de países que no aprueban el medicamento en mención. Hablamos de México, que utilizó la hidroxicloroquina en dos hospitales -a manera de prueba- y decidió no extender su uso al resto de centros asistenciales.

Guatemala, por su lado, nunca quiso entrometerse con ensayos de ese tipo. El Salvador sí lo incluyó en su protocolo de tratamiento, pero lo descartó a raíz de los informes provistos por la OMS. De igual forma ocurrió en Ecuador.

Colombia también probó y no siguió. Fue así dado que el Ministerio de Salud tomó a consideración la publicación de estudios que dicen que la hidroxicloroquina es ineficaz contra esta cepa de coronavirus.

Panamá y Perú también lo aplicaron en la atención, pero ya lo dejaron a través. En el caso específico de los incas, cinco hospitales probaron con el medicamento y no surtió buen efecto.

Uruguay desde un inicio se negó y no recomienda la hidroxicloroquina en su población o en otras naciones. Y, en la parte más al sur de Sudamérica, Argentina y Chile también son opositores del fármaco.

Autoridades chilenas dijeron que no existe evidencia de que la hidroxicloroquina aporte mejorías a los pacientes, por lo que descartarían su uso. Argentina intentó darle una oportunidad en 10 hospitales pero cedió ante la opinión de la OMS y otros científicos.

Honduras

En el corazón de Centroamérica, el país cinco estrellas se sumó, preliminarmente, a quienes decían que era formidable ante el virus.

Incluso, el mandatario Juan Orlando Hernández llamó a Donald Trump y le externó que la aplicación en la primera etapa del tratamiento dejó «excelentes resultados». Esa prueba que aludió JOH se efectuó en cinco hospitales.

El científico local, Marco Tulio Medina también alabó el medicamento. Mencionó que, tras un estudio, ese, entre otros fármacos, mostraban la posibilidad de tener un efecto positivo. Karla Pavón, epidemióloga de Salud, también dijo que la hidroxicloroquina tenía «bondades contra la COVID-19».

Todo giró en 180° cuando la revista científica The Lancet publicó su investigación descartando que ese componente sea beneficioso para quien se infectó de COVID-19. Argumentó que aumenta la posibilidad de decesos y hasta podría provocar -o agravar- problemas cardíacos, como taquicardias ventriculares. Eso ocurrió el 22 de mayo.

Sólo dos días después, la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) citó el trabajo de la revista inglesa, diciendo que no podía probar ni un sólo beneficio del fármaco ya sea por sí solo o en combinación a otros.

Hace cuatro días, el 27 de mayo, el Gobierno cedió ante las opiniones y advertencias internacionales; suspendió el tratamiento con ese producto.

El anestesiólogo, Carlos Umaña, dijo que la hidroxicloroquina por sí sola no era eficaz, pero sí en un conjunto de medicamentos. Además, apuntó que esa medicina también tiene varios artículos a su favor. Pero, según dijeron las autoridades gubernamentales, no se usará más.


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