Reportera hondureña también vende verduras para sobrevivir

Estely no tiene de momento un trabajo fijo, por eso se dedica en su mayoría de tiempo a vender junto a su madre para llevar el sustento a hogar. Este es su teléfono: 9747-9509

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La doble vida de una joven comunicadora en Ocotepeque.

Reportaje exclusivo de Diario TIEMPO 

SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Nadie vive en la pobreza por gusto ni elige dos cartones para dormir, pero Rosa Estely Mejía Mancía de 23 años de edad tiene una vida entre la poca fama de un canal local y el canasto de verduras que lleva consigo todos los días para poder subsistir ante una débil economía nacional.

La problemática en Honduras no distingue ni primer ni tercer estatus socio-económico, es un fenómeno que agudiza las pocas opciones de trabajo que hay y a Estely le toca ser visible sólo cuando la dificultad la toma para que ella use el puro ingenio.

¿Se te hace conocida? Podría ser, ella radica en el Municipio de Sinuapa, Ocotepeque, región occidentel del país, junto a su mamá se desplazan muy temprano para poder vender la «verdurita» como dice ella y así darle de comer a sus tres hijos, sí…tres hijos, pero ha luchado sola para sacarlos adelante, los hombres no fueron los mejores padres y pues sola como toda una heroína para ellos, busca darles la alimentación y un techo digno.

Cuando escuchaste reportera te imaginaste a alguien más elegante, más guapa, con mejor ropa y maquillada, pero el deterioro la ha venido siguiendo por su modo de vida, una que seguramente nadie desea, pero a veces toca afrontarla de pie y con la frente en alto.

La joven vive junto a sus hijos y madre en una casa alquilada por aproximadamente 800 lempiras y la cual es compartida por varias familias, su padre falleció de forma natural hace dos años y desde allí su vida ha sido más y más complicada.

«Mi papá era muy especial, recuerdo que cuando era pequeña me levantaba para ir a la escuela, ya cuando se separaron con mi mamá lo iba a visitar y me tenía el atol hecho con un pancito, en verdad me hace falta verlo. Días después de su muerte vivíamos en una casa propia en un terreno que le dejaron a un hermano, pero nos sacaron y desde allí estamos alquilando», dijo Mancía.

Allá en lo más recóndito del pueblo, donde hay vacas, pájaros cantando y se siente la brisa ligera de los árboles, está situada una humilde vivienda donde habita la joven que trabaja duramente para salir adelante y que aún no deja la esperanza de tener un mejor trabajo.

¿Cómo nació su amor por el periodismo?

«En realidad a mí me gusta cantar y en una ocasión me invitaron a una radio, pues les agradó mucho y me propusieron que trabajara con ellos, pero sin sueldo, sólo por aprender en la radio, lo que hacía era laborar en casa por la jornada de la mañana y por la tarde me iba a la radio, ya con el dinerito ganado pues se me hacía fácil moverme. Pese a todo, esa experiencia me sirvió mucho porque se me fue el miedo y conocí a muchas personas, en total estuve como dos años y medio colaborando, teniendo apenas 16 años», enfatizó Estely.

«Posteriormente me salí junto a otros amigos de esa radio y me invitaron a participar a un noticiero siempre local, me logré quedar y aprendí a tener buena relación con las autoridades. Seguidamente ellos se terminaron yendo porque el espacio era pagado y ya no había patrocinio, pero yo me quedé con otra persona encargada, al final estuve como dos años en ese noticiero porque lo quitaron definitivamente», remarcó.

Su etapa estudiantil no fue larga, pues sólo llegó a primero de Administración de Empresas, tiempo en el que estudiaba los fines de semana y trabajaba los cinco días restantes, el cuidar a los niños le llevaba tiempo y el no tener dinero suficiente la llevó a abandonar su estudio y ahora confiesa que le gustaría retornar, pero no ha podido porque «el sol sigue viéndose muy lejos».

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La ocotepecana sale todos los días desde la nueve de la mañana hacia el mercado a traer la verdura que debe estar fresca, luego parten junto a su mamá de 46 años y de nombre María Luisa, regresan tipo 1:00 pm a la casa para darle de comer a sus hijos y hacer los quehaceres.

Casi siempre llega a tiempo a darles comida, sino alguien más le ayuda en caso de que su niño mayor no pueda. Ellos son Génesis, Jhoan y Miguel Ángel, quien a veces queda al cargo de sus hermanitos para que su mami busque el pan de cada día. Es de mencionar que hay momentos que le ha tocado ir a reportear pasadas de las 10 de la noche y el grandecito se queda cuidándolos.

«Hay días en que uno se frustra bastante y dice qué voy a comer o cómo le voy a hacer para traer las fichitas ,ya que hay días que no se vende, nosotros nos dedicamos a la agricultura y venta de verduras como aguacates, chile, papas, tomates, entre otros. En un día bueno se gana entre 150-200 lempiras, en un mal día sólo se obtiene entre 100-120 lempiras, a veces mi mamá me comparte un poco de lo que ella ganó, ya que yo tengo otras responsabilidades.

Estely comentó a Diario TIEMPO Digital con voz entre cortante que en ocasiones se burlan de ella, le dicen que si es reportera por qué anda vendiendo, a lo que ella responde que eso no la hace de menos ya que no descuida una cosa de la otra, «también estoy al tanto de las tareas de mis hijos, pero necesito trabajar duro para darles de comer «, enfatizó esta joven madre. También dijo que su mayorcito le ayuda a vender los fines de semana que no va a la escuela, se «monta» el canasto y con su sonrisa ligera captura clientes.

IMPORTANTE

Si deseas ayudar a Estely los puedes hacer a través del correo: jerson.trigueros@tiempo.hn y del contacto 9747-9509

Hace poco me dijo alguien de forma despectiva: «usted es la muchacha del canal verdad, qué hace vendiendo aquí, más le señalé que era una necesidad y que mis padres desde pequeña me mandaban a vender, prefiero que me digan que allí me vieron vendiendo, que mencionen que me miraron vendiendo mi cuerpo en la esquina o robando», puntualizó la joven luchadora.

SU EXPERIENCIA
Trabajó en el Canal HCH durante unos meses, estando allí los colegas que están en Ocotepeque le ayudaban a cubrir ediciones y otras cosas de producción y logística de forma gratuita, a los que ella sólo se encargaba de darles el combustible cuando era necesario.

En algunos casos tuvo que sacar de su bolsa para para lograr movilizarse a cubrir la noticia de también un canal local, sobretodo la fuente policial que es la que más le ha gustado, incluso en la zona se han dado muchos incendios, pues ella lo que ha hecho es realizar el reportaje y ayudar a controlar la situación con los apaga-fuegos.

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Por motivos personales renunció, pero no se queja de la bonita oportunidad que le dieron en esa empresa, ahora espera tener una buena opción laboral, ya que tiene angelitos que mantener, confiesa que el periodismo de momento no le ha gratificado económicamente; sin embargo, sí le ha traído satisfacciones personales.

Estely sueña con que alguien le brinde una oportunidad de un mejor trabajo y que a su vez le permita dar una mejor calidad de vida a sus hijos y a su madre a quien las arrugas la están consumiendo producto de la dura vida que lleva en aquella parte del país.