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jueves, marzo 28, 2024

Entrevista con un sexoservidor VIP : Sus clientes eran mujeres de la alta sociedad

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Tegucigalpa, Honduras. No existen cifras, ni reglas, ni prejuicios. Decenas de hombres en Honduras se han incorporado al enorme y antiguo negocio de la prostitución para revelar las ocultas fantasías eróticas de clientes.

Diario Tiempo Digital, consiguió el testimonio de un joven hondureño que se dedica a la prostitución masculina VIP en el país.

Solicitó que ocultáramos su verdadera identidad, es por esa razón que lo llamaremos “Fernando”. Nació hace ya 28 años, hijo de padres devotos de la religión católica.

“Crecí en un hogar excepcional, lleno de mucho amor y cariño por parte de mis padres. Tuve una infancia tranquila, que recuerde no pase malos momentos”, dijo.

No obstante, al paso de los años los tiempos fueron cambiando para Fernando. Entrando a su adolescencia, empezaron sus problemas en casa.

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Su padre se fue de “mojado” para los Estados Unidos, dejando a su mamá con tres hijos más que terminar de criar. Él, era el segundo hermano de cuatro en total.

“Ya con el tiempo las cosas cambiaron para bien o para mal. Mi padre nos abandonó y se olvidó de nosotros y nos tocó a los mayores buscar trabajo”, contó “Fernando”.

 

Sus inicios en la prostitución VIP

«Fernando» siempre ocultó la verdad a su familia, por temor a ser rechazado.

Fernando tiene rasgos físicos llamativos. De tez blanca, su figura es marcada por las horas que pasa en el gimnasio.

Es así, que a los 18 años y por la crisis económica que agobiada su hogar decide incursionar en la prostitución masculina.

“Recuerdo que el primer trabajo que tuve fue ofreciendo productos en un supermercado capitalino. Ahí empecé a conocer a mujeres de dinero y necesitadas –ja,ja,ja,”, recordó.

Mientras algunos jóvenes recién iniciaban su vida sexual, “Fernando”, empezó a cumplir las secretas fantasías sexuales de mujeres de la alta sociedad que huían de sus vidas rutinarias.

“Comencé a prostituirme cuando me ofrecieron dinero a cambio de sexo después de verme ofreciendo productos”, manifestó el joven hondureño.

Detalló que durante los primeros años de estar ejerciendo ese tipo de trabajo, tuvo que acostarse con jovencitas y señoras mayores de más de 60 años de edad.

Pormenorizó que las mujeres adultas son las que mejor le pagaban, al mismo tiempo lo contactaban con otras amigas.

“Es como una cadena, las clientas te van presentando a otras amigas. Aunque a veces es complicado porque se ponen celosas y solo quieren que estés con ellas”, comentó.

Agregó que concertaban las citas en moteles de Tegucigalpa. La mayoría de veces las clientas pasaban recogiéndolo por la colonia donde vivía.

Además, añadió que por relación sexual le pagaban en aquellos tiempos mil lempiras. Ahora, las cosas han cambiado, según “Fernando”.

“Hoy por hoy las clientas te mantienen, ellas te buscan y te complacen en todo lo que les pidas. En mi caso particular, yo les he sacado el jugo –provecho- porque gracias a Dios me gradué de abogado de una universidad privada”.

Contó a Diario Tiempo Digital, que esos provechos que les sacó a las damas que pagaban por su servicio le costaron dolor y sacrificio.

Esposas, cadenas, golpes, y juguetes sexuales eran las principales peticiones de sus clientas. Pasaban desde lo clásico hasta escenas dignas de una película pornográfica. Sin embargo, el joven prostituto se sometía a cualquier fantasía, pese a lo perturbadoras que resultaban algunas solicitudes.

“Una clienta una vez me propuso vestirme de payaso. Sí, así como lo escuchas, mirá, fue de las peores cosas que me ha tocado hacer.   Me amarró y luego pidió que simulara como si quisiera escapar, que pidiera auxilio y llorara”, relató “Fernando”.

Indicó que luego de situaciones como esta ya no se sentía cómodo en su tarea. Esto, porque le pedían cosas que nunca en su vida habría hecho.

“Cuando me pagaban venía el sentimiento de suciedad. Me bañaba hasta tres veces seguidas y continuaba sintiendo el olor de ellas en mí”, recordó.

 

“Muchas veces no solo querían sexo, también que las escuchara”: Fernando

Tras los lazos sexuales que “Fernando” estrechaba con sus clientas, cuenta a Diario Tiempo Digital que ellas muchas veces no sólo necesitaban un compañero de cama.  Además, ellas necesitaban a alguien que les prestara oído y atención.

El joven que actualmente trabaja como abogado en un bufete legal de la capital, en su época como sexoservidor, fue además un fiel confidente.

En las largas conversaciones que el hondureño asemejó a “las de un taxista”, las clientas le preguntaban detalles de su vida y lo elogiaban constantemente.

Sin embargo, “Fernando” realizó una reflexión en base a las confesiones femeninas que escuchó por largas y continúas noches: “me impresiona que haya mujeres, de verdad muy guapas, y que sienten que no le importan a nadie”.

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Más camuflados que los propios sexoservidores, son los clientes de éstos. Mujeres que por distintos motivos llegaron a contratar algunos de sus servicios, terminando de la misma manera.

“Soy soltero y joven, tampoco me encuentro feo, pero en mi vida no tengo tiempo para establecer relaciones con personas”, dijo.

 

El final de su experiencia

 El hondureño expresó que hace un tiempo atrás decidió retirarse de los servicios de la prostitución.

“Nunca anduve en las calles prostituyéndome, solo hacía las citas por llamadas y con mujeres conocidas”, pormenorizó “Fernando”.

Detalló que al final las mujeres lo mantenían, le pagaban todos sus gastos. “Ellas me pagaban la casa donde vivía, me daban ropa y todo lo que les pedía”, aseguró.

No obstante, indicó que se retiró de ofrecer los servicios de sexo por dinero por dedicarse de lleno a su carrera.

“Ya no podía seguir, logré mi meta que era graduarme de la universidad y ahora soy otro hombre. No te voy a mentir, será difícil olvidar todo lo que hice por salir adelante”, puntualizó.

Concluyó que su familia nunca se dio cuenta de lo que trabaja. Mencionó que siempre les decía que trabajaba en una empresa de publicidad.

“Nunca le dije a mi mamá, ese secreto me lo llevaré a la tumba. Solo mi mejor amigo era el que sabía, y no me da pena decirlo”, acotó.

Finalmente, quiso despedirse con un mensaje para la población hondureña. “Así como yo hay miles de jóvenes, unos con menor o mayor suerte que otros, es por eso que no hay que discriminar a las personas por lo que hacemos”.

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