Doña Cristina empeora de salud en Santa Cruz de Yojoa

Para ayudas pueden depositar a: 021620075586, en Banco Atlántida, a nombre de María Dolores Rodríguez Reyes (su hija). También llamar a 97489911 o al 95595733

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Doña Cristina
Doña Cristina

SAN PEDRO SULA. Este viernes por la mañana, se dio a conocer una lamentable noticia acerca de doña Cristina.

La anciana de Santa Cruz de Yojoa fue parte de una historia que Diario TIEMPO Digital mostró a toda Honduras.

La hija de la señora de 76 años dijo que su mamá ha estado enferma estos últimos días. Lo anterior, tiene que ver con dolores en el estómago y en todo su cuerpo. Razón por la cual está siendo examinada en un centro de salud de la zona para intentar de que esté estable.

Pero seguramente su situación actual se deriva de los más de 20 años vendiendo yucas en las calles del referido municipio.

Doña Cristina Reyes Guzmán es de estatura baja, de figura frágil y de personalidad cargada de alegría o al menos eso parece. Pues no pide limosna en la calle, sino que vende su trabajo: unas cuantas yucas. Todos los días la anciana viaja desde su casa a puntos principales para vender su producto.

Para ella, la jornada inicia a las 8 de la mañana, se prepara una taza de café, lo acompaña con pan, sino ese día marchará con el estómago vacío. Bajo los fuertes rayos del sol y soportando los dolores de cuerpo que le han dejado sus largos 76 años de vida.

Doña Cristina camina por Santa Cruz vendiendo yucas para poder comer y cubrir sus necesidades diarias.   “Hay veces en las que me vengo sin comer nada, no me queda otra que aguantarme y esperar que alguien me compre alguna yuquita”.

Historia de doña Cristina conmovió a Honduras

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Dijo doña Cristina, sosteniendo con sus brazos y su piel arrugada aquellas cinco yucas en su extremo izquierdo. Ella, desde tempranas horas de la mañana, se coloca su delantal, sus sandalias y demás prendas desgastadas. Luego, emprende un largo camino tocando cada uno de los corazones para llamar la atención de las personas.

Doña Cristina sale con los ojos tristes y parece ser que su sonrisa no es real. Pues quizá sea para conquistar a los futuros clientes. Sus párpados se miran caídos y camina a un paso lento. Pero seguro con destino a un desvío y cerca de una glorieta encargada por la ciudadana de nombre Yenni.