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jueves, marzo 28, 2024

Del «sueño americano» a tener COVID-19 y ser estrangulado en el San Felipe

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Lo único que quería era alcanzar el «sueño americano». No obstante, terminó volviendo a Honduras adoleciendo la COVID-19 y muriendo. Su último latido se registró en la sala que acondicionó el Hospital San Felipe para tratar el padecimiento.

Pero, para él, José Francisco Ferrufino Turcios, no aplica la misma crónica -o una similar- que la de los demás compatriotas que perdieron la vida tras contraer el virus.

Sí, el hombre, que tenía 51 años luchó contra esa condición. Sin embargo, lo que desencadenó que saliera de ese hospital de las manos del equipo de Medicina Forense fue otra situación y, se descartó que fuese otra enfermedad. Lo embistió la violencia que impera en el país. Murió estrangulado.

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Deportado hacia la muerte

Intentó llegar a Estados Unidos y, pese a que ya no era un ágil jovenzuelo, lo logró. Pero, se topó con las rígidas autoridades migratorias del país de las barras y las estrellas.

Aún en tiempo de COVID-19 -y aunque muchas organizaciones han pedido el cese de las repatriaciones por la emergencia sanitaria- se le envió de regreso a la tierra que lo vio nacer.

Una vez que pisó el suelo catracho nuevamente, ya sabía lo que le esperaba: 14 días de aislamiento, debido a los protocolos. Se le remitió al centro de confinamiento en la Villa Olímpica; además, como es habitual, se le aplicó la prueba de COVID-19. Salió positivo.

Ferrufino, entonces, fue trasladado al Hospital San Felipe, uno de los centros de acopio para pacientes con coronavirus. Todo marchó con normalidad hasta la mañana de ayer, viernes.

¿Qué sucedió en el San Felipe?

Viernes: un día más, siguiendo su tratamiento y bajo el cuidado del personal médico del centro asistencial; o, al menos eso parecía. Según la versión preliminar provista, llegó la hora de los alimentos y Ferrufino procedió a consumirlos con habitualidad.

De inmediato, todo cambió. Al parecer, luego de una discusión con otro paciente, este se aproximó a la cama del quincuagenario, lo tomó del cuello y lo apretujó. La circulación de oxígeno a su cerebro se bloqueó, el aire se agotó.

El personal médico y de enfermería se presentó a la escena, pero era demasiado tarde. Su vida se terminó; causa del deceso: estrangulamiento. ¿Hora? No se especificó, pero próximo a la 1:00 de la tarde. Por lo que, los profesionales del San Felipe procedieron a informar a la Secretaría de Salud y a Medicina Forense.

Tiempo más tarde, los especialistas llegaron para hacer el levantamiento cadavérico. Además, tomaron la oportunidad para hacer una examinación en el área del crimen; buscaron pruebas periciales y dactilares que podrían cooperar en la investigación de lo ocurrido.

Dado que el hombre tenía COVID-19, el trato fúnebre fue especial, en base con protocolos de bioseguridad. Su cadáver fue envuelto en bolsas que bloquean la movilidad de residuos bioinfecciosos. Asimismo, se personó al sitio el personal de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) que hará su propia indagación con el objetivo de reconstruir la situación.

El presunto victimario (a quien no se identificó) está bajo supervisión de un equipo de vigilancia de la Policía Nacional.  La DPI tomó las pertenencias del occiso y las llevó a las instalaciones de la entidad en la colonia Kennedy. Allí, sus familiares podrán ir por ellas.

José Ferrufino quería una mejor vida en el norte, pero no pensó que terminaría enfermo, sumando a las estadísticas de la violencia en Honduras, y con el hospital San Felipe como su lecho de muerte.


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