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jueves, abril 18, 2024

De cantante a migrante: «Fragu» se salvó de morir en masacre de Jardines, SPS

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Honduras. En un centro de detención de Estados Unidos está Melvin Francisco López Guardado (conocido como «Fragu El Producto»), un cantante de reguetón hondureño que triunfaba en ese rubro musical junto a «Quinta Estrella» (asesinado el 14 de agosto pasado), a la espera le concedan el asilo.

«Fragu» y «Quinta Estrella» en el video «Sola Soledad».

«Sola Soledad» es una canción que ha sonado en distintas plataformas, cantada por el dúo antes mencionado. Ahora la soledad es la que embarga a «Fragu» en el centro de detención de Folkston (en Georgia), donde hace cuatro meses espera con ansias la oportunidad de quedarse en Estados Unidos.

Por tal razón, la madre de este joven habló en exclusiva con Tiempo Digital y expuso la situación actual. Según el relato, su hijo tomó la decisión de emigrar tras el triple crimen de sus amigos, en donde mataron -además de Ángel Sabillón («Quinta Estrella»)- a Alexis Amaya y a Omar Alexander García (manager y productor) en la colonia Jardines del Valle.

«Estoy muy agradecida porque mi hijo estuvo a punto de ser una víctima más. Por segundos él se escapó, porque iban a salir a comer en ese momento», explica Dilcia María Guardado.

La razón por la que el joven de 26 años no iba en el grupo es porque la noche anterior estuvieron trabajando en en una producción musical, y «estaban desvelados, y no tenía hambre», aseguró su madre. De tal forma, que él no quiso ir a comer con ellos, prefirió quedarse a descansar.

De cantante a migrante

En Honduras se le denomina masacre a un múltiple asesinato de tres personas en adelante. Es por eso, que según datos oficiales, el 2019 cerró con 70 a nivel nacional: cifra alarmante.

EN masacres hubo un total de 281 víctimas, en su mayoría jóvenes.

Por ende, los amigos de «Fragu» están dentro de esas lamentables estadísticas. Ya que, cuando «Quinta Estrella», Alexis y Omar salieron de la casa y se iban a subir al carro, los acribillaron. El caos en esa avenida de Jardines se desató ese día. Autoridades llegaron -como es común- y acordonaron el área del crimen.

Desde la vivienda, «Fragu» escuchó todo el tiroteo, y cuando se enteró que eran sus amigos, tuvo miedo, detalla su mamá.

Ante ese hecho criminal, la familia sacó a Melvin de la casa y lo llevaron donde su padre, pero «mi ex esposo no lo quería tener allí porque así como mataron a sus amigos, pensó que era un plan en contra de los cuatro», recuerda la hondureña.

Días después de los homicidios, la Policía Nacional (PN) dijo que estos sucedieron por un quite de droga, pero hasta la fecha esta hipótesis no ha sido probada por el Ministerio Público (MP).

En contraparte, Dilcia aseguró que no sabían (exactamente) cuáles eran «las razones por las que los mataron». Pero que «Fragu» le explicó después que «los estaban extorsionando», sin dar más detalles.

Cabe decir, que antes a ese suceso, él y «Quinta Estrella» habían hecho un comercial con una embotelladora y tenían otro para una empresa de telefonía.

Pero eso quedó atrás, ya que el temor se apoderó de toda la familia. «Por eso llevaron (parientes) a mi hijo a la casa de una amiga. Luego a mi pueblo (El Ciruelo), pero considerábamos que no era seguro. Teníamos miedo y él también lo tenía», enfatiza la catracha.

No encontraron ayuda de la PN ni de DDHH

Ella explica que inicialmente no pretendían que «Fragu» se fuera como el resto de migrantes hondureños, y por eso su familia acudió a la oficina de Derechos Humanos (DDHH), ya que «queríamos hacer todo bien, (ellos) querían ir a la embajada norteamericana porque mi hijo tuvo visa y se le expiró, asegura  Dilcia.

Pero la suerte no estuvo de su lado, y según destaca en la entrevista, nadie les colaboró. «No hubo ningún tipo de ayuda ni de parte de la Policía, ni de DDHH. Es por eso que lo mandaron como lo mandaron»: vía terrestre, atravesando México al igual que los miles de hondureños que salen del país huyendo de la violencia, el desempleo y la pobreza.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 100 mil hondureños traspasan la línea fronteriza del país en dirección a Guatemala, México y con destino final hacia EEUU.

«Todos emigramos, no porque no amemos el país o a la familia, sino por falta de oportunidades. Es triste la verdad… y por la misma inseguridad: fue una de las razones por la que yo me vine», revela la oriunda de Macuelizo (Santa Bárbara), de 50 años, quien radica en el país del Norte desde hace siete años.

La espera es angustiante

Entre lágrimas, Dilcia Guardado cuenta lo difícil que es para ella y su familia, que Melvin esté detenido. «Lleva cuatro meses allí. Mi hijo no tenía necesidad de estar pasando lo que ahora está pasando: privado de libertad, con limitaciones, no está durmiendo bien».

La aprehensión de «Fragu» se dio junto al grupo de personas con el que viajaba en  McKllen, en el estado de Texas. «El nunca imaginó venirse de esa forma. Estaba esperando terminar su CD para luego ir a la embajada. Me duele todo lo que ha pasado, todo fue tan de repente», manifiesta su progenitora, quien no tiene más hijos.

«Al principio no sabíamos qué hacer, no había tenido ni una audiencia, ni una entrevista. Casi a los 22 días después me llamó y me dijo: ´Mami, ya puede conseguirme un abogado. Me dijeron que necesito un abogado´. Agregó que varios psicólogos le hacían entrevistas al joven sampedrano para constatar su relato y la razón por la que quiere ser asilado.

Más adelante, con el abogado, se armó el caso de «Fragu El Producto», intérprete del tema Whine Whine. Ya tuvo su primera audiencia ante un juez y la próxima es el próximo 16 de enero, fecha que Dilcia -con fe y esperanza- está a la espera de que se lo entreguen.

Con otros migrantes

El lugar en donde se encuentra el artista nacional, es para algunas personas un sitio moderno, con áreas de juegos y deportes, donde los migrantes pueden hacer ejercicio.

No obstante, han asegurado que la comida no es la mejor y las camas son duras, pero lo más difícil para todos los que esperan una resolución positiva es el encierro lejos de sus seres queridos.

Mientras transcurren los días, Dilcia se dedica a su trabajo, es «Babysitter», cuida a una niña de tres años de edad, hija de una pareja norteamericana.

Con alegría asegura que la niña la quiere mucho, juegan y hacen muchas cosas durante el día. Sin embargo, así también desea compartir su amor con su hijo, quien está acompañado por desconocidos, muchos connacionales.

Dilcia comenta que cuando «Fragu» era pequeño, estuvo en la escuela Victoriano López. Recuerda que allí aprendió a tocar el violín, pero decidió enfocarse en el reguetón porque era el «ritmo que pegaba, y le gustaba», le argumentó su hijo.

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