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jueves, marzo 28, 2024

¿Por qué este país gasta mucho en seguridad pero no tiene Ejército?

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A Costa Rica le llaman la «Suiza de Centroamérica». Las campañas turísticas la han mostrado como un oasis natural donde hay mucha seguridad. Sin embargo, al ver su alto presupuesto de defensa, surge la pregunta:

¿Por qué se gasta tanto si no posee ejército desde 1948?

El Atlas Comparativo de la Defensa en América Latina y el Caribe, publicado en 2016, muestra que Costa Rica posee un presupuesto de seguridad de 949.094.945 dólares, superior a la suma de los de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua.

Al hacer una comparación entre 2008 y 2016, el incremento porcentual en gastos de seguridad ha sido de 159 % en este país de 4.870.000 habitantes donde hay 14.497 funcionarios policiales pertenecientes al Ministerio de Seguridad, según la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal).

Frente a este aumento presupuestario sostenido, RT consultó la opinión del costarricense Bryan González, analista internacional, experto en temas de seguridad, quien considera que su país «muestra un proceso abierto de militarización», aunque no posea un Ejército.

Policía lleva a una mujer herida que escapó de un ladrón de bancos en el Banco Nacional de Santa Elena.
Policía lleva a una mujer herida que escapó de un ladrón de bancos en el Banco Nacional de Santa Elena.

González explica que la nación centroamericana participa cada año de los distintos ejercicios conjuntos que organiza el Comando Sur y que sus cuerpos policiales se encuentran entre las «mejores fuerzas especiales de la región».

Una estrecha relación con EE.UU.

El 27 de mayo, el presidente de ese país, Luis Guillermo Solís, inauguró una estación de guardacostas en el Pacífico Sur, que tuvo un costo de 2,5 millones de dólares donados por el Comando Sur, según ‘La Nación’, que cita a EFE.

En agosto de 2016, el entonces presidente Barack Obama recibió en la Casa Blanca al mandatario costarricense y cerraron «la mayor cooperación de EE.UU. en seguridad de los últimos 30 años», reseña ‘La Nación’.

El portal de la Embajada estadounidense en San José, capital de Costa Rica, detalló que se donaron un par de embarcaciones patrulleras por unos 30 millones de dólares.

Asimismo, dos aviones de carga valorados en 20 millones de dólares, además de infraestructura, servicios, equipos, becas y personal.

La finalidad de estos ‘donativos’ es la de combatir el crimen organizado, el narcotráfico, aumentar la vigilancia aérea y fronteriza y crear asociaciones civiles y ONG, según la información de la Embajada.

«Costa Rica no es un país pacifista, nunca lo ha sido, y esto es consecuencia directa de su alineación a la política exterior estadounidense a lo largo de su historia», considera González.

El presidente Barack Obama junto al presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.
El presidente Barack Obama junto al presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.

El especialista recuerda que la nación centroamericana fue parte de la coalición encabezada por EE.UU. que apoyó la intervención militar en Irak, en 2003. También esta fue declarada como inconstitucional por el Tribunal Supremo costarricense en 2004, informa el portal Emol.

«Se percibe un incipiente militarismo en el surgimiento de valores, ideologías y perspectivas militares en la sociedad civil que se radicalizaron con el conflicto con Nicaragua en 2010», afirma este máster que cursa actualmente un doctorado en Estudios Latinoamericanos.

¿Es un ejército o no?

La Fuerza Pública, creada en 1949, es un cuerpo civil encargado de garantizar la «soberanía nacional, la integridad territorial y el orden público», según su página web.

Sus funcionarios realizan labores policiales, de control de manifestaciones, de guardacostas, de seguridad privada, de reserva aérea y de control de drogas.

En su punto de vista, la Fuerza Pública no es definida como un ente militar, pues hay «cuestiones técnicas y tácticas que diferencian a un ejército de las fuerzas policiales».

Un oficial de policía patrulla un pantano de mangle, a lo largo del parque nacional Manuel Antonio en Quepos, 172 km de San José, 30 de julio de 2012.
Un oficial de policía patrulla un pantano de mangle, a lo largo del parque nacional Manuel Antonio en Quepos, 172 km de San José, 30 de julio de 2012.

González, sin embargo, sostiene que solo hay que dar un vistazo a los entrenamientos que recibe la Fuerza Pública de parte del Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, conocido anteriormente como la Escuela de las Américas.

«Se evidencia el proceso de formación militar de fuerzas especiales con capacidad para actuar frente a amenazas como el terrorismo y el crimen organizado».

La página Alainet publicó que la nación centroamericana envió a 12 funcionarios policiales a recibir cursos del WHINSEC en 2016 sobre antiterrorismo, inteligencia, combate al narcotráfico y análisis de información.

Un país feliz

Costa Rica es considerado como un lugar turístico por excelencia en Centroamérica. En 2016 recibió 2.925.128 turistas, lo que correspondió a un incremento del 10 % con respecto a 2015, según Central América Data.

Nuestro país es «vendido como un destino de gente feliz, verde, sustentable» y seguro, «una especie de ‘country club‘, en medio de la región más violenta del mundo», afirma.

Si el presupuesto de seguridad en un ‘país feliz’ equivale al de otros cuatro países juntos en Centroamérica, ¿cuál es la razón?

El especialista considera que es «elevado para ‘custodiar’ la felicidad». La intención ―a su modo de ver― no es crear un ejército, sino «garantizar el orden social» y que haya una «destrucción de toda oposición».

La ‘pacificación’ busca asegurar ‘el libre acceso’ a los recursos mediante la consolidación de unas fuerzas de seguridad cada vez más fuertes, expresa González.

El experto en seguridad agrega que la Fuerza Pública ejerce «vigilancia y control», mientras que las labores de inteligencia están adscritas a la presidencia y a otros organismos del Estado.

En su opinión, durante 2007, cuando se llevó a cabo el referendo del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., la inteligencia costarricense estrechó vínculos con la estadounidense. «Se encargaron de vigilar y controlar a miembros de la oposición al TLC».

Si bien no existe un ejército, los cuerpos policiales se encargan de vigilar a la población para «neutralizar» a cualquier individuo «considerado potencialmente peligroso al orden establecido», concluye.

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