Una brazo de salvación emerge de los crematorios de SPS

En la actualidad RETE de Italia está beneficiando a 30 niños, niñas y adolescente en los niveles de primaria, secundaria, bachillerato y formación técnica

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Con la bolsa plástica,l su compañera inseparable se les va la vida a los jóvenes pepenadores.

FITO MOLINA

SAN PEDRO SULA.- La  Asociación de Técnicos para la Solidaridad y Cooperación Internacional (RETE),  en sus 11 años de funcionar en esta ciudad, ha  reinsertado a la sociedad a 250 jóvenes de ambos sexos que  se dedicaban a reciclar latas de aluminio, botes plásticos y cartones en los Crematorios Municipales para obtener dinero y de esta manera ayudar a sus hogares a enfrentar la pobreza que los envuelve.

Entre vacas y zopilotes un adolescente carga en su espalda la bolsa donde ha depositado los botes plásticos.
Entre vacas y zopilotes un adolescente carga en su espalda la bolsa donde ha depositado los botes plásticos.

 

RETE de Italia, es subsidiada por la International Samaritan de Estados Unidos. En la actualidad (2016) está beneficiando a 30 niños, niñas y adolescente en los niveles de primaria, secundaria, bachillerato y formación técnica que reciben en los institutos municipales o en el Instituto Técnico Centroamericano (IPC) de donde egresan como técnicos en refrigeración e informática.

En el 2012 les cambio la vida a 40 jóvenes que fueron sacados del botadero de desechos sólidos o Crematorios. De estos muchachos, 30 de ellos lograron egresar de un curso en computación en el Instituto Honduras – Corea y 10 en mecánica de maquila.

En 2013 logró por medio del proyecto Metas, brazo de USAI y la Unión Europea, que 48 muchachos lograran obtener su certificación en informática y 12 en refrigeración. Los 50 jóvenes egresaron del IPC.

También  con ayuda del Instituto de Formación Profesional (INFOP) en el 2015 certificaron  en belleza a 80 muchachas, 35 en bisutería y 50 jóvenes en barbería.

Como organización seria que es,  aconseja a  los padres que no lleven a sus hijos menores a trabajar a los Crematorios municipales ya que con esta actitud les roban la niñez a sus vástagos.  Otra de las causas por la que se opone a  que vayan a los botaderos es que cientos de menores no asisten a las escuela por permanecer en el vertedero donde se  exponen a padecer de  enfermedades respiratorias y de la piel.

Los infantes que son llevados a los crematorios, en épocas de lluvia, conviven con ratas, cucarachas, moscas, y zancudos, esta coexistencia los  expone a contraer enfermedades respiratorias, dengue y leptospirosis, malaria y diarreas.

Asimismo, al inhalar el humo que se desprende de la quema de plásticos, llantas y baterías que acurre a diario en esos lugares, los niños se envenenan y se le atrofian las vías respiratorias.

Al estar demasiado tiempo en el vertederos y tener hambre, ellos sacian el apetito  con productos que encuentran y que aparenta a simple vista  estar en buen estado, pero en la realidad se encuentran contaminados con parásitos, bacteria y veneno que les afectan severamente el aparato digestivo. Otro riesgo que corren es que al estar expuestos por más de seis horas en el sol les puede causar mareo y deshidratación.

Ajenos a los  problemas que enfrentan,  científicamente se ha demostrado que en los basureros existe plomo, mercurio y cadmio y que estos elementos  entran en el cuerpo a través de la respiración y se alojan en la sangre, causando daños temporales o permanentes a la salud.

Entre los síntomas que un menor presenta cuando está intoxicado levemente con plomo es dolor de cabeza, mareos e insomnio. Si está  envenenado con cadmio levemente manifiesta temblores, cambios en el humor, irritabilidad, insomnio, debilidad muscular y dolor de cabeza.

En cambio cuando la intoxicación es leve  con mercurio presenta los mismos síntomas que los que produce el cadmio.

A parte de los envenenamientos tóxicos, los menores también sufren daños sociales y  psicológicos. Entre ellos están: la baja estima, comportamiento de extrema timidez, inseguridad y a veces comportamientos violentos, disminución en su capacidad de aprendizaje, bajas en el rendimiento académico y problemas de desnutrición crónica.  Con la ayuda de RETE la esperanza de superarse ha vuelto a renacer en los niños pepenadores de esta ciudad.